Cuando el Señor es muestra vida y no sólo un concepto, Su poder brota como algo natural. El Cristo resucitado y ascendido está VIVO en quienes lo aceptamos como nuestro Señor y Salvador, HOY.
A partir de ese momento Su poder obra en ya a través de nosotros en todo momento.
Es por eso que es posible disfrutar de nuestra comunión con Él.
Él fluye a través de nuestro carácter. Es necesario ver las cosas bajo el ángulo que Él las ve ya pensar con Su mente.
Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad… libertad para ser esa expresión ÚNICA de Cristo que Él quiere que sea (2 Cor. 3:17)
¿Quiénes somos realmente?
Una expresión del Cristo glorificado y eterno que vive en nuestro interior…
Cuando podamos “entender” esto, podremos experimentar nuestra relación con Él como una realidad diaria.
Si el Espíritu de Dios está, somos libres, sentimos paz, tenemos esperanza, no temeremos, podremos perdonar, no habrá culpa, sino paz y sosiego, sostén en la tribulación, refugio en la adversidad, certeza en la duda.
Con Su fuego consumirá aquellos aspectos de nuestro carácter que no le resultan agradables e impiden que podamos crecer…
¿Qué te parece si le pedimos sabiduría para tomar buenas decisiones acorde a Su voluntad, no a la nuestra…
¡¡¡No vivamos a “nuestra manera” , sino a la manera de Dios, que conoce nuestra vida, nuestro pasado, nuestro presente y aún nuestro futuro!!!.
Su voluntad es siempre buena, agradable y PERFECTA para cada uno de Sus hijos…