jueves, 9 de julio de 2020

¡¡¡ CLIC!!!


“Alzaré mis ojos a los monte; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová que hizo los cielos y la tierra”(Salmos 121:1-2)
Muchas veces una experiencia emocional fuerte activa las raíces del verdadero problema subyacente.
En ocasiones Dios nos trata con una “terapia de choque”… Permite situaciones que provocan un impacto fuerte en nuestra vida. Entonces, nos despertamos del letargo y nuestro espíritu hace “clic”, se reactiva… hace memoria… reconoce… Es entonces cuando podemos ver la mano de Dios en esta situación y no buscamos culpables afuera… reconocemos que el problema está adentro… en el cableado interno… en el corazón…
En el tiempo de la adversidad, qué bueno es “entender” ese tiempo por el que estamos atravesando para no hundirnos ni en la desesperanza, ni en la desesperación.
“Alza tus ojos”… nos dice la Palabra… Tal vez no comprendemos el por qué, ni el cómo, ni el para qué. Pero de alguna forma, cuando alzamos nuestros ojos hacia Dios, cuando nos atrevemos a ir más allá de nuestro finito raciocinio, de nuestra limitada imaginación, es cuando estamos listos para recibir la fortaleza necesaria para sobrevolar las circunstancias… Recién allí, haremos ¡¡¡CLIC!!!
Entonces, recibiremos el auxilio y nos transformaremos en “entendidos” en los tiempos que estamos viviendo, no por nuestro propio entendimiento, limitado y finito, no por nuestra inteligencia, sino por el socorro de nuestro Padre celestial ante el cual hallamos misericordia y gracia por medio de Su Hijo Jesucristo, que a través de Su sacrificio nos abrió el camino.
Entonces podremos agradecerle, porque  esa experiencia tan dura, tan difícil, tan dolorosa, nos capacitó para reconocer nuestras carencias, nuestra limitación, nuestra incompetencia, nuestra impotencia y nos rendimos… Dejamos de luchar infructuosamente con nuestras propias fuerzas.
Al rendirnos, el espíritu comienza a expandirse a soltamos el control con el que, imaginariamente creíamos que podríamos obtener seguridad y dejamos que actúe en nosotros el ser más sabio del Universo, nuestro Señor, que mora en nuestro interior…

Oremos: por quienes están siendo gobernados por la desesperanza por decepciones, por quienes transitan una enfermedad o cualquier tipo de pérdida. Para que puedan elevar sus ojos al cielo y se acerquen al trono de la gracia, en el Nombre de Jesús.