Me resulta asombroso como giran las flores buscando el sol.
El sol es fuente de luz y calor, imprescindibles para el desarrollo de la vida.
Así como el girasol se “mueve” como una respuesta a su necesidad, también los seres humanos vamos en búsqueda de respuestas para satisfacer nuestras necesidades.
¿Hacia dónde dirigirnos?. En otra época no hubiera podido responder con certeza a este interrogante. Hoy te digo con seguridad absoluta: ¡¡¡Hacia Dios mismo por medio de la fe!!!. Él nos quiere brindar, su luz y su calor pero…
¿Cómo alcanzarlo?...
Volviendo nuestra mirada hacia Él, por medio de su hijo Jesucristo.
Jesús es la luz enviada por Dios a todos los pueblos del mundo entero.
Al recibirlo en nuestro corazón, podemos gozar de una nueva relación con el Creador.
Si como el girasol, giramos nuestra vista hacia Jesús “la luz del mundo, nunca estaremos en tinieblas, sino que tendremos la luz de la vida” (Juan 8:12)
Así como del girasol se extraen numerosos subproductos que se usan en la alimentación, la industria y hasta como combustible ecológico, quien fija sus ojos en Jesús, muestra el fruto del Espíritu que se genera en su interior, “…amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza…” (Gálatas 5:22)
¡¡¡ CAMINEMOS BAJO LA LUZ DE CRISTO Y SEAMOS TESTIGOS DE ELLA !!!.