sábado, 4 de junio de 2011

POR AMOR

Me llamó mucho la atención un artículo que leí acerca de la reproducción de los pulpos.
Después de que el macho de pulpo ha fecundado los huevos en el manto de la hembra ésta busca una pequeña cueva en la roca.
Una vez encontrado el lugar incluye una serie completa de huevos en una delgada tira de gelatina fijándola, por uno de sus extremos al techo de la cueva. Estas agrupaciones verticales se asemejan a pequeñas ristras de ajo y pueden contener hasta 1.000 huevos de 6 mm. de longitud.
Una hembra puede poner hasta 180.000 huevos en sólo dos semanas, de los cuales nacerán sólo un diez por ciento.
Del techo cuelgan los racimos de huevos, ella los cuidará, los limpiará y tratará de que se mantengan aireados durante tres meses.
La hembra no abandonará este sitio ni siquiera para ir en búsqueda de alimento.
La dedicación de la madre pulpo es tal, que aún poniéndole el alimento al alcance de los tentáculos, ella seguirá limpiando sus huevos sin prestarle atención.
Por este motivo, exhausta morirá en el preciso momento en que los huevos eclosionen.
Cuando se produce el nacimiento, miles de pulpitos gelatinosos y transparentes cubren a su mamá y es probable que tomen su primer alimento de ella, ya que su cuerpo es rico en proteínas.

¿Constituye esto un sacrificio por amor?

¡¡¡Por supuesto que no!!! ... esto obedece simplemente al cumplimiento de un ciclo de vida.
Pero nosotros sabemos que sí hay alguien que murió por amor para que todos nosotros tuviésemos el primer alimento espiritual “el pan de vida”. Jesús es el pan de la vida quien mediante su sacrificio en la cruz del calvario murió por ti y por mí para reconciliarnos con el Padre y regalarnos la Vida Eterna.

"Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
Entonces mucho más, habiendo sido ahora justificados por su sangre, seremos salvos de la ira de Dios por medio de Él.
Porque si cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, habiendo sido reconciliados, seremos salvos por su vida". (Romanos 5:8-10)