“Los que viven al
amparo del Altísimo encontrarán descanso a la sombra del Todopoderoso” (Sal. 91:1)
Llega diciembre y nuestras
fuerzas están “casi extinguidas”. Decimos en broma, pero no deja de haber en
ello mucho de cierto “se me agotaron las pilas”
El cansancio, sea este físico
o mental, puede provocar un “bajón” importante en nuestro estado de ánimo.
Sin lugar a dudas influye
negativamente en nuestra vida laboral, familiar, social y también por supuesto
en nuestra vida espiritual.
¡Necesitamos descanso!
Tengamos en cuenta lo que Dios
le dijo a su pueblo: “trabajarán seis días y el séptimo día será de descanso.
Dios mismo descansó el séptimo
día de la creación.
Pero…muchas veces hacemos caso
omiso a los consejos de nuestro Papá, porque nos parece que descansar es perder
el tiempo.
El cansancio provoca desgano
no sólo físico, sino también espiritual. Entonces no tendremos ganas de orar,
no nos podremos concentrar para hacer las lecturas y hasta es muy probable que
nos cueste mucho congregarnos.
Cuando estamos extenuados, podemos
tener problemas en nuestras relaciones, ya que nos volvemos más intolerantes y
comenzamos a sentirnos víctimas, de la situación, de los otros y… ¡hasta de
Dios!
¡Es necesario que comiences a
prestarle más atención a tu descanso!
Es fundamental que “cargues”
tus baterías espirituales conectándote con tu Creador, tu Dios, tu Señor, tu
amigo, tu confidente, tu consejero, tu compañero, tu guía…
Hay situaciones que no
dependen de nosotros, que se nos escapan de las manos y de nuestro control y
por más que nos afanemos, no resolveremos absolutamente nada, al contrario,
añadiremos al problema otro más ya que terminaremos totalmente estresados.
Tal vez hoy al leer esta
reflexión te sientas cansado/a y estés atravesando una situación muy difícil.
¡Es hora de descansar, es hora
de multiplicar ese tiempo “especial” con nuestro Hacedor!
¡Dedica tiempo para descansar
en el Señor! ¡busca un lugar para estar a solas con Él, alábalo, adóralo,
escucha Su voz hablando a tu corazón.
¡Descansa en Su Presencia!
Porque allí hay plenitud de gozo y saldrás fortalecido/a
¡No tardes! ¡Él te está
esperando!
Oremos juntos
Querido
Señor, quiero elevar mi mente, relajar mi cuerpo y acallar mi alma delante de
tu divina presencia. Necesito descansar de mis afanes cotidianos. En el Nombre
de Jesús te pido que me des ALIVIO, DESCANSO Y PAZ. ¡Gracias!, sé que lo harás.
Amén, Amén y Amén,