sábado, 14 de mayo de 2011

TIEMPO DE COSECHA

La madurez es el arte de vivir en paz con lo que es imposible cambiar. No me gusta decir que es el invierno (como muchos la llaman), sino la estación de la cosecha, donde nos preparamos para recibir los frutos de todo lo que hemos sembrado a lo largo de nuestra vida.
Es cuando nos aceptamos a nosotros mismos y hacemos las pases con nuestro cuerpo, disfrutando sin culpas de cosas ricas (aunque engorden).
Es cuando aprovechamos libremente nuestro tiempo (por primera vez en muchísimos años).
Es cuando podemos hacer cosas ridículas (a la vista de los demás), pero que nos gustan y nos divierten.
Es cuando aprendemos a conocernos y hasta  a reírnos de nosotros mismos.
Es cuando decidimos amigarnos y  a perdonarnos por los errores cometidos.
¡Sí, es verdad!. Muchas veces nos miramos al espejo y nos sorprendemos por la persona que vemos reflejada allí.
Pero…¿ cambiaríamos lo vivido por tener menos arrugas o el abdomen más plano?.
Absolutamente…¡¡¡¡¡¡¡¡ no!!!!!!!!! Después de todo, nuestra mirada y nuestra sonrisa, aunque con más surcos…¡¡¡siguen siendo las mismas!!!.
Cuando envejecemos, es más fácil ser positivos, ya que estamos menos preocupados por el qué dirán y vivimos menos pendientes  de la aprobación de los demás.
¡Es una época de libertad!, donde DECIDO no lamentarme por lo que no pudo ser, ni hacerme problemas por lo que será.
¡¡¡ESTOY VIVA/O y el día es HOY!!!.
No malgastaré mi tiempo quejándome, sino que trataré de amar generosamente, hablar amablemente y vivir a pleno. Disfrutar todo lo que pueda. Atesorar los buenos recuerdos y soltar los malos. Aprender a ver con los ojos del alma. Sonreír cada mañana porque Dios me despierta regalándome un nuevo día.
Nunca es viejo el que conserva la esperanza, el que vive con el corazón alegre (aún en la adversidad), el que no pierde la capacidad de soñar...
¡¡¡NO PERMITAS SENTIRTE VIEJO/A!!!.
Dios, que es el dueño del tiempo, hará que vivas los mejores años de tu vida. Todo lo amargo se transformará en dulce. Él pondrá los ingredientes de gloria que tal vez están faltando en tu vida.
Sólo tienes que renovar tu mente y reconocer que “…aunque el hombre exterior se va desgastando, el interior se renueva día a día” (2º Cor.4:16)”.
“Era Moisés de edad de 120 años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor” (Deut. 34:7)