martes, 7 de abril de 2015

LA CRUZ


“Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” 
(Hch 2:21)

La cruz no es un símbolo ni un emblema, sino el recordatorio del más alto precio que “ALGUIEN” Jesucristo pagó por mí.




                                                        ¡Gracias por Jesús! Padre inmortal!
                                                         ¡Gracias por Jesús! Rey celestial!
                                                          Mi Señor y Dios, pensaste en mí
                                                            sabías cuánto necesitaba de Ti.

Y tu Hijo vino, vino a morir
Para darme vida… ¡Vino por mí!
Él es el camino para acceder
Al trono de tu gracia, de tu poder.

¡Gracias por Jesús! Tu nuevo pacto de amor
¡Gracias por Jesús! Que me salvó
Con su preciosa sangre me redimió
¡Viviré por siempre junto al Señor!

Ahora el Espíritu habita en mí
Y ya para siempre tu hija soy
Él me da el impulso para seguir
Es mi compañero y guía fiel.

¡Gracias por Jesús! Padre inmortal
¡Gracias por Jesús! Rey celestial.
Mi Señor y Dios, pensaste en mí
sabías cuánto necesitaba de Ti.

¡Gracias Padre! la obra de Jesús en la cruz demuestra tu perfecto amor por la humanidad caída.
Fijo mi mirada en esa cruz vacía para no olvidar NUNCA el voluntario sacrificio que Tu único Hijo hizo por mí. Amén, Amén y Amén.