martes, 28 de octubre de 2014

CORAZÓN DE DIAMANTE


“Y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros…” (Zac.7:12)

El diamante es una piedra preciosa de alto valor, deseado y comercializado en el mundo entero.
Esta bellísima gema se caracteriza por su dureza extrema, resiste los impactos y se mantiene inalterable ante el roce con otros objetos.
En principio parecería un halago que se dijera que alguien tiene un corazón de diamante…pero…
La realidad es que un corazón de diamante es un corazón endurecido, que permanece inalterable, invencible e indiferente a Dios.
Es por eso que el profeta Zacarías usa esa expresión para referirse a una actitud, el estado espiritual del pueblo de Dios que no quiso escuchar, volvieron la espalda y taparon los oídos para no oír (Zac 7:11)
El corazón se va engrosando, el alma se embota y los pecados sin confesar van levantando un “muro resistente” al filo de la Palabra.
El Espíritu santo se contrista, no puede obrar y aunque escuchemos, leamos y oremos…no tenemos ni gozo, ni alegría…
Si estás en esta situación…¡tranquilo/a! el Señor nunca abandona a sus hijos.
Aunque sean infieles, Él es fiel y obra acorde a Su corazón amante y misericordioso.
Cuando nos volvemos a Él de todo corazón, Él nos restaura. En sus manos están TODAS las herramientas adecuadas para lograrlo.
Vuelve HOY al Señor, oye Su voz y no endurezcas tu corazón (Sal 95:7-8)
¡Cuidado! No permitamos que el pecado “anide” en él porque adormecerá nuestra conciencia.
¡Guarda tu corazón! Examínalo a la luz de la Palabra, déjate guiar por el Espíritu Santo que escudriña en lo profundo.

¡Dios mío! Vengo delante de tu trono con un corazón arrepentido, escudríñalo Señor, pruébame, examina mis pensamientos, mis emociones para que pueda ver si mis afectos son genuinos y si mis motivaciones son acordes con Tu voluntad perfecta y agradable. En el Nombre de Jesús, Amén, Amén y Amén.