Dios ama la familia y en toda su Palabra apunta a la formación de familias saludables, felices y funcionales. Pero, el problema número uno en esta sociedad en la que vivimos, es la destrucción de la familia, la desintegración de la misma. Hacia allí apunta sus dardos el enemigo de nuestra alma. Una vez que logra abrir brecha en ella, le será muy fácil ingresar e ir tomando posesión de cada uno de sus miembros.
En estos últimos años ha aparecido un término que trata de explicar esta situación, y habla de familias disfuncionales.
¿Qué significa disfuncional? Dis- es un prefijo que
significa dificultad o anomalía. Si lo aplicamos al funcionamiento de una
familia, estamos hablando de un grupo familiar que se maneja de manera
defectuosa.
A medida que la disfunción familiar aumenta, también
lo hace la violencia doméstica.
La disfunción familiar afecta la salud mental,
emocional y física de cada uno de sus integrantes. Los hijos de este tipo de familias manifiestan problemas en su
comportamiento. Les resulta muy difícil “sujetarse” a la autoridad y su
rendimiento escolar resulta demasiado bajo.
Es curioso notar cómo a pesar de los avances
científicos y tecnológicos, cuando la familia se desmorona, aumenta el índice
de criminalidad juvenil. Teniendo en cuenta que la familia es la célula básica
de la sociedad, la unidad fundamental de la civilización, cada vez que una
familia cae en disfunción, hay una amenaza para el bienestar de toda la nación.
Pareciera que cuando se suplen las necesidades básicas
(físicas, materiales, emocionales y espirituales), los integrantes tienen una
buena educación, oportunidades para disfrutar de placeres tales como viajes,
recreación y entretenimiento, el resultado será una familia funcional. Sin
embargo esto no alcanza.
La verdadera ecuación que da como resultado una
familia funcional es:
CRISTO + PALABRA - AVANCE DEL
ENEMIGO = FLIA. FUNCIONAL
Al fin de entender el Plan de Dios para la familia,
deberemos comenzar desde la primera familia.
Antes de la aparición de la desobediencia y posterior
caída, la familia del Edén, era un perfecto triángulo de compañerismo entre DIOS+
ADÁN + EVA…
¡Aplica esta suma a tu familia! ¡Cambiará la manera en
que se relacionan!
El resultado de esta vida de compañerismo con Dios es
la paz y el gozo. El maligno actúa igual que un intruso que irrumpe en una casa y roba, destruye,
secuestra, viola y mata a veces. Se mete en las familias, invade el corazón de
sus miembros y los induce a tomar malas decisiones, la primera de ellas es
apartarse de Dios o no tenerlo en cuenta.
Padre amado, en
este día me entrego a Ti y te entrego a cada uno de los miembros de mi familia
(nombrarlos) para que Tú reines en ella. Creo que actuarás con poder para que se
cumpla Tu palabra “serás salvo tú y toda tu casa” En el Nombre de Jesús, Amén,
Amén y Amén.