lunes, 1 de febrero de 2016

PROGRAMAS BASURA

“…no dejes que se incline mi corazón a cosa mala…” (Sal 141:4)
¿Qué nos pasa a los seres humanos que nos abocamos a mirar “programas basura”?
Tenía una perrita a la que le encantaba hurgar en la basura, por supuesto no sabíamos qué más hacer para sacarle ese pésimo hábito.
Cuál debía ser nuestra actitud ante esta situación:
¿Sacar la basura porque es mala? y “tienta a la perrita a consumirla” o lo que es más lógico ver qué era lo que estaba pasando con la perrita que buscaba comer, lo que terminaba haciéndole tanto daño.
Estos son dos maneras de enfoques diferentes ante el problema, o centramos nuestra mirada en la basura, o centramos la mirada en la conducta de la perrita.
Con nosotros, los seres humanos y los programas de televisión pasa lo mismo.
¿Qué es lo que nos lleva a consumir programas de baja calidad que van en contra de los valores?
Podemos poner nuestra vista en la tele y en los programas basura y entonces decimos ¡hay que prohibir la televisión basura!
O esta situación nos puede llevar a que reflexionemos y nos preguntemos ¿qué lleva a las personas que llenan su alma y su corazón con basura?
Aquí está la clave. No vamos a poder evitar encontrarnos con la basura, pero la opción está en nuestra mano, el control remoto está en nuestro poder, podemos cambiar de canal o simplemente apagar la tele.
¿Qué está pasando con nosotros cuando necesitamos llenarnos de esta basura que nos hunde en la depresión y que nos envenena el alma?
Este tipo de programas de TV pone de manifiesto, una parte enferma de la sociedad, es sólo un síntoma, no la enfermedad misma. La enfermedad está en el alma del ser humano.
No es mala la basura en sí misma, no la vamos a poder eliminar, pero lo que sí podemos hacer es accionar en lo que se encuentra dentro de nuestras posibilidades, dentro de nuestro campo de acción.
Es aquí cuando debemos preguntarnos: ¿qué vacíos estamos llenando con esta basura?
¿Qué sentido tiene nuestra vida? ¿Cuál es el propósito de Dios para mi vida?
¿Cuál es nuestra enfermedad? ¿La depresión? ¿Una falta de sentido de nuestra vida?
Las respuestas sinceras a estas preguntas nos llevarán a replantearnos el propósito de nuestra vida e ir cambiando hábitos que nos hacen tan mal, como le hizo a mi perrita comer basura.
¡¡¡Cuidado!!! A ella la llevó a la muerte física, a nosotros nos puede conducir a la muerte espiritual.

Padre amado, te pido que a través del Espíritu Santo me estés mostrando lo que hay en mi vida que no es de tu agrado y que no es bueno para mi crecimiento espiritual. Te doy gracias porque sé que me vas a ir perfeccionando para que cumpla tu voluntad que es perfecta y agradable para mi vida, en el Nombre de Jesús. Amén, Amén y Amén.