domingo, 26 de enero de 2020

EL DESALIENTO


“¿Por qué te abates, oh alma mía, por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío” (Sal. 42:11)

¿Has llorado hasta sentir que no tienes más fuerzas? ¿Estás como atrapado en una telaraña de angustia? ¿Te sentís decepcionada/o? La decepción es una respuesta emocional que aparece cuando tenemos alguna expectativa, esperanza y/o deseo no satisfecho.
Son inevitables, sufrimos decepciones a lo largo de la vida por relaciones, circunstancias o situaciones que no han salido conforme a lo que esperábamos…Entonces aparece el desaliento…
¿Cuál es la diferencia entre la decepción y el desaliento?
La decepción es inevitable, no la elegimos, no depende de nosotros, pero el desaliento es nuestra elección…
Si prestamos atención a las conversaciones de las personas en los diferentes lugares, podremos darnos cuenta de que hay más personas desanimadas que alentadas… Desde que comienzan a hablar cuenta lo malo que les sucede… Pasan mucho tiempo quejándose de su situación y sintiéndose víctimas, de personas, del sistema, del gobierno y hasta de Dios…
Es verdad, hay problemas y las noticias pueden ser muy desalentadoras si permitimos que determinen nuestro estado de ánimo: corrupción, muertes, crisis económicas, financieras, familiares… Al escuchar todo esto… no debemos negarlo, sino reconocer y recordar quién  está al mando… De otro modo, caeremos en desánimo y tendremos consecuencias nefastas.
1.- Nuestra mente y nuestra atención estará dividida y esto turbará nuestro desempeño.
2.- Iremos perdiendo confianza y esta actitud afectará nuestra vida entera.
3.- Tomaremos decisiones insensatas, porque no estamos focalizados y no podemos pensar adecuadamente.
4.- Le abriremos una puerta al “enemigo de nuestra alma”, crecerán la duda que mina nuestra confianza y pulveriza la fe… entonces es probable que hasta tomemos distancia de Dios y las cosas empeorarán…
Reconocer que sólo Dios puede sacarnos de este estado y aprender a esperar en Él nos rescatará de este estado que puede conducirnos a la desesperación...

Dios Todopoderoso, te pido en el Nombre de Jesús poder mirar hacia adentro de mí, para poder salir de este estado en el que me encuentro. Necesito de la guía del Espíritu Santo para poder ser rescatado de este desaliento que me conduce a vivir una escasa calidad de vida. ¡Gracias! Sé que me estás escuchando… sola/o no puedo… ayúdame… Amén.