sábado, 8 de febrero de 2020

LA ORACIÓN LÍQUIDA


“Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Más volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas” (Salmos 126:5-6)
Hay muchas formas de orar, con palabras, con silencios, con cánticos, con lágrimas…
La oración líquida son las lágrimas derramadas ante la Presencia del Señor y desempeñan un papel fundamental en el crecimiento espiritual.
Cuando derramamos nuestro corazón, cuando sembramos con lágrimas, no sólo recogeremos una cosecha abundante, sino que ello dejará un espíritu de regocijo en el sembrador.
 Cuando nos quebrantamos delante de la Presencia de Dios, nuestro orgullo se hace trizas, se desvanece, desaparece…
…y recién allí es cuando nos decidimos a soltar nuestra carga y nos disponemos a dársela al Señor.
El resultado de esta actitud será un gozo inefable, un sueño placentero, un renuevo en el espíritu y una paz infinita que se verá reflejada en nuestro rostro.
La confianza renacerá y podremos descansar en nuestro Dios, sabiendo que sus promesas son verdaderas y se cumplirán.
Esto nos ayudará a esperar sin desesperar.
¡Confía en el Señor y no en ti mismo/a!
¡Confía en el Señor y no en tus propias fuerzas!
¡Confía en el Señor y no en las riquezas acumuladas!
¡Confía en el Señor y no en el poder de las conexiones políticas!
¡Confía en el Señor y no en lo que has construido!
¡Entrégale todas tus lágrimas, las lágrimas de pena, las lágrimas de sufrimiento, las lágrimas de gozo, las lágrimas de compasión, las lágrimas de desesperación, las lágrimas de agonía, las lágrimas de arrepentimiento…
¡No dejes nada oculto delante de la Presencia de Dios!
Tu boca se llenará de risa y tu lengua de alabanza… Entonces, dirá la gente… ¡grandes cosas ha hecho Dios con …. (escribe aquí tu nombre)

Padre amado, me postro delante de tu Presencia y derramo ante Ti mi corazón. Tú todo lo ves, Tú todo lo conoces, en este día, te entrego este dolor, todas mis heridas, para que vendes cada una de ellas y las cubras con tu aceite fresco, con el ungüento de tu Santo Espíritu.
Te doy gracias, porque no sé cómo ni cuándo lo harás, pero lo que sí sé es que cambiarás mi lamento en baile y mi corazón renacerá. En el Nombre de Jesús, Amén, Amén y Amén.


domingo, 2 de febrero de 2020

LA RAÍZ


“No te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti” (Romanos 11.18)
Mucho se usa hoy en día la palabra sustentable, una economía sustentable, un transporte sustentable, etc., etc., etc. 
¿Cuándo algo es sustentable?... Cuando tiene bases firmes… 
Necesitamos comprender que para que algo sea sustentable en nuestra vida, debe poseer una raíz que lo sustente. 
Nunca olvidemos que existe un solo modelo sustentable y consiste en sostener nuestra vida en los principios de la Palabra de Dios, la cual no vuelve vacía y cumple el fin para el cual el Señor la envió.
Cuando veamos “algo fructífero” en nuestra vida, nunca olvidemos que el origen de eso está en su raíz. Porque muchas veces nos equivocamos y cometemos el error de concentrarnos demasiado en las ramas y no tener en cuenta la raíz… Cuando esto ocurre, cuando descuidamos la raíz, estamos arriesgándonos a perder el sustento. 
Demasiadas veces nos disgusta “algo” en nuestra vida, y en lugar de fijarnos en lo importante, en la base, en el sustento, en la raíz del problema, nos fijamos en las ramas, en lo que se ve, en lo que emerge, en lugar de ir al verdadero origen del problema…
Vivimos en una sociedad que le presta importancia nada más que a la rama, porque no está dispuesta a invertir ni tiempo ni esfuerzo, en trabajar en la raíz.
Cuando nos manejamos bajo estas normas, vamos desarrollando una mentalidad de maquillaje, que lo único que trata de hacer es disimular las consecuencias, lo que está a la vista, en lugar de trabajar profundamente en las causas que las ocasionan. 
No tenemos que olvidar que, si pretendemos tener ramas sanas y verdes en las distintas áreas de nuestra vida, será necesario  tener las raíces adecuadas,
*¿Pretendemos tener una economía próspera? Será necesaria una administración minuciosa.
*¿Queremos crecer a nivel laboral? Esto requerirá un sano crecimiento personal.
*¿Deseamos disfrutar de la paz familiar? La paz familiar demanda amor y tolerancia.
*¿Anhelamos crecer espiritualmente? Será necesaria una entrega total a Dios, rendirnos totalmente a Su voluntad perfecta y agradable para nuestras vidas.

Señor te pedimos en el Nombre de Tu amado Hijo Jesucristo, la sabiduría para observar cada rama, cada fruto que se produce en nuestra vida, sin vanagloriarnos de ello. Que no descuidemos la raíz, que seamos cuidadosos en su desarrollo, aplicando este principio básico que sustenta nuestro caminar y crecimiento cristiano. ¡Gracias por estar atento a nuestras necesidades! Amén, Amén y Amén.
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