martes, 14 de enero de 2020

LA SEMILLA


“Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche… ” (Génesis 8:22)

El principio de la semilla fue establecido por Dios. Desde que creó la primera cosa viviente le dio la habilidad de crecer y multiplicarse mediante la semilla.
Nuestra vida comenzó con el principio de la semilla. Y cada acto de nuestra vida desde el nacimiento ha operado por el principio de la sementera que continuamente brota de las semillas buenas y malas que vamos sembrando.
Esto sucede de manera independiente de que estemos o no conscientes de esas siembras…
Con conocimiento o sin él, con propósito o sin él, queriendo o sin querer, permanentemente estamos sembrando “semillas”…
Para que todo ese potencial que el Señor ha depositado en nuestro interior, para poder sobrellevar los problemas que la vida misma nos va presentando, para poder fructificar abundantemente, tendré que sembrar buenas semillas en cada área de la vida.
La salud, la prosperidad, la renovación del ser interior, las relaciones, serán efectivas cuando tomemos la decisión de seguir la ley divina de la siembra y la cosecha.
Para ello debo conocer al dador de la semilla que se me revelará a través de Su Palabra (la Biblia) y comenzar a desarrollar una estrecha relación con Él.
De ese modo podré sembrar “la semilla2 de Su promesa en la tierra de mi necesidad…

Oremos: ¡Gracias, Padre! Porque sos mi proveedor de semillas. Hoy decido sembrar la semilla de Tu promesa en el terreno de mi necesidad, confiando en que cosecharé frutos en abundancia. Regaré la tierra con mi oración y lo agradeceré desde ahora, aún antes de recibirlo. En el Nombre de Jesús, Amén, Amén y Amén