“Feliz el hombre… que pone su amor en la ley del Señor y en ella medita noche y día... es como un árbol plantado a la orilla de un río, que da su fruto a su tiempo y jamás se marchitan sus hojas, todo lo que hace, le sale bien” (Salmo 1:1-3)
Las viejas
formas no permiten que la frescura espiritual del evangelio se manifieste.
Quien ha puesto la confianza en el Señor, ha descubierto el secreto de gozar de
la verdadera felicidad. Es quien no se allana a la corriente que la sociedad
ofrece. Y estas personas, son comparadas con un árbol plantado junto a corrientes
de agua. Sin agua suficiente un árbol se seca, pero… plantados junto al río del
espíritu que es fuente inagotable, estaremos siempre verdes, frescos,
proveyendo de sombra a pájaros, caminantes y animales diversos que la
necesiten.
Quien pone su
confianza en el Señor, nunca estará seco, todo lo contrario, será renovado y
agradable. Al tener raíces profundas siempre tendrá una palabra constructiva
para compartir y edificar a otro, conversaciones con contenido, palabra de Dios
fresca para compartir con quienes lo necesiten. Darán frutos, no serán
estériles, su hoja no caerá porque estará viva, las hojas muertas, secas, son
las que se caen… Pero en la vida de una persona que tiene su confianza puesta
en el Señor, no se muere nada, ni envejece, porque hay una renovación constante
y permanente.
Cuando somos
rutinarios, monótonos y no nos renovamos, perdemos frescura espiritual. Es
necesario una renovación constante y continua… Y a eso sólo lo lograremos junto
a la FUENTE DE AGUA VIVA, porque bebiendo de ella, absorbiendo ese precioso
líquido, nunca estaremos secos.
Busquemos ser
transformados mediante la renovación de nuestro entendimiento para comprobar
cuál es la voluntad de Dios para nuestra vida y tomar buenas decisiones que nos
conducirán a caminar de gloria en gloria, de victoria en victoria y de
bendición en bendición. Cuando esto sucede, la frescura espiritual inundará
mente, emociones y hasta el cuerpo se rejuvenecerá…Es hora de echar raíces
profundas en el Señor, es la única manera de poder soportar esta prueba tan
tremenda que están experimentando todas las naciones de la tierra…
Dejémonos
moldear por el Señor, para que nuestra vida adquiera un verdadero sentido… La
felicidad verdadera no significa estar libre de problemas, caímos una, dos,
diez veces… bueno, sacudámonos el polvo y recomencemos. Todos los guerreros
caen, pero sólo los vencedores eligen volver a levantarse…
Dios nos
transforma en personas resilientes para que sigamos avanzando. El tiene planes
perfectos para nuestra vida y Sus planes no pueden ser frustrados, nos da la
fortaleza y la capacidad para volver a levantarnos. Podemos recomenzar, tenemos
los recursos necesarios, no somos de los que retrocedemos, poseemos recursos
inagotables para volver empezar…
Los justos
podrán tropezar 7 veces, pero volverán a levantarse dice Proverbios 24:16…
JESÚS
NOS OFRECE UNA NUEVA VIDA BASADA EN LA FE