“Sin fe es imposible agradar a Dios…” (Hb. 11:6)
Dios conoce nuestro corazón, sabe de dónde venimos y
hacia dónde nos dirigimos, conoce nuestra historia completa y sabe el final. Tal
vez en nuestra alma (pensamientos, emociones y voluntad) haya cosas que no sean
correctas, áreas que todavía no han sido entregadas al Señorío de Cristo. Pero
si has nacido de nuevo, tu espíritu es santo, ya que allí habita el Espíritu
Santo de Dios. Todo comenzará a transformarse en tu interior, no se trata de un
simple cambio, sino de una metamorfosis, de algo mucho más complejo. Y nuestro
cambio interno, se manifestará externamente, eso es el fruto.
Esta es la obra del Espíritu Santo, si tratamos de
hacerlo con nuestras propias fuerzas, aparecerá el mentiroso, padre de mentiras
Satanás a susurrarnos. Quiere que entremos en razonamientos para que dejemos de
creer. Se mete en nuestros pensamientos, bajo la forma de preocupación, y
pretende confundirnos. Trata de nublar la imagen de Dios para que nos enojemos
con Él y nos apartemos, entonces murmura a nuestro oído:
¿Cómo que para recibir primero tienes que dar? ¿Qué es
eso de que para ser el/la primera, tienes que colocarte último/a? ¿Cómo que vas
a bendecir a quien te maldijo? Ese te estafó, ¿lo vas a perdonar? ¿Por qué
tienes que servir? Mmmmm, parece que en el Reino de Dios, todo está invertido…
Lo cierto es que en el Reino de Dios todo funciona a
la perfección, el problema es el sistema que nos plantea este mundo…¡aquí sí,
todo está invertido! A lo malo llaman bueno y a lo bueno, malo… El príncipe de
las tinieblas, nos “mete ficha” y pone en nuestra mente pensamientos cuyo
propósito es abortar los planes que Dios tiene para nuestra vida.
Pero si tenemos ejercitados los músculos espirituales,
si tenemos tiempo de comunión, intimidad con Dios, lectura de la Palabra,
oración, tendremos el discernimiento necesario como para desarticular sus
propósitos.
No hay nada que temer, la tentación puede venir, pero
tal cual lo hizo Jesús, la resistiremos a través de la Palabra: ESCRITO ESTÁ.
No hay que subestimar al enemigo, tendremos que
atender algunas pautas:
*Prestar atención a las leyes del descanso, cuando
estamos agotados y estresados, somos presa fácil.
*Cuando un pensamiento reiterativo, temeroso,
negativo, venga a mi mente, debo confrontarlo con la Palabra de Dios.
*Es necesario que tenga una imagen positiva de mí
misma/o y que esté segura de mi identidad como Hija del Dios Todopoderoso.
Señor, en el
Nombre de Jesús, declaro que me someto a vos, resisto al enemigo y éste huirá
de mí. Llevo todo pensamiento cautivo a Cristo y sé que me llenarás de Tu PAZ
Amén, Amén y Amén.