sábado, 4 de abril de 2020

UN DÍA A LA VEZ...


Lectura: Eclesiastés 3
“Todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora” (Eclesiastés 3:1)
Un día a la vez… es el único modo de poder sobrellevar las diferentes crisis que se nos van presentando en el camino de la vida.
Ayer ya pasó… mañana quizá no será… Es necesario ser “entendidos en los tiempos”, en este tiempo que nos toca vivir… HOY… El mirar hacia atrás sólo nos conducirá a la depresión… El querer adelantarnos, nos conduce derechito a la ansiedad y al desasosiego. ¿Qué hacer entonces? Pedirle al Señor sabiduría y fuerzas para HOY… Esta situación tan especial por la que está atravesando el mundo por la Pandemia del corona virus, es un buen momento para acercarnos a Él. El hogar es un excelente lugar para recibir enseñanzas directas del cielo. Es el lugar de nuestra intimidad, donde nos mostramos tal cual somos, sin maquillajes, ni ropas sofisticadas, peinados impecables…
Son días de grandes desafíos donde será necesario realizar una lectura espiritual de los acontecimientos, a la luz de la Palabra.
Porque a veces vivimos a destiempo…
Salmos 31:15 nos dice que nuestro tiempo está en manos de Dios, que es nuestro creador y sustentador… Entonces… ¿por qué afanarnos y turbarnos?
Si depositamos nuestra confianza en el dueño del tiempo, no tendremos temor, sino esperanza y viviremos cada día como si fuera el mejor, el último que nos tocara vivir… disfrutándolo, agradeciéndolo…
Reflexionemos: ¿Qué es lo que nos preocupa? ¿A qué tememos? ¿En qué o en quién está depositada nuestra confianza? ¿Qué estamos haciendo con el tiempo? ¿Estamos aprovechándolo realmente?
¿Estamos muy nerviosos porque no podemos hacer esa lista interminable de actividades que estábamos acostumbrados a hacer?
¿Qué está pasando en nuestro interior?
No podemos salir de esta situación, tal cual entramos, algo tendremos que haber aprendido…
Oremos: por todos aquellos a los que les resulta muy difícil posicionarse en el presente, porque están demasiado preocupados y cargados. Pidámosle, con fe, creyendo realmente,  poder desarrollar la confianza necesaria para entregar cada una de nuestras cargas al dueño del tiempo, a Jesús…