“Hijo, tú siempre estás conmigo, todas mis cosas son
tuyas” (Lc.
15:31)
¿Qué es lo que marca la diferencia entre un creyente y
un incrédulo o alguien “religioso”? La relación con el Dios trino (Padre, Hijo
y Espíritu Santo). Para tener una relación, primero hay que tener un encuentro.
Es el Señor el que propicia ese encuentro, nos dice en
Juan 15:16: “no me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros” y
agrega “vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando”
Para que haya relación, son necesarias dos
condiciones:
1) CREER; 2)
OBEDECER.
Por gracia, tengo acceso a ser hijo/a de Dios,
mediante el sacrificio de Jesús, esta oferta es para todos los hombres.
Pero, si no lo creo, estoy rechazando este
ofrecimiento.
Jesús nos dice que si creemos, permanecemos en Él y en
su amor y cumplimos sus mandamientos…TODO LO QUE LE PIDAMOS AL PADRE EN SU
NOMBRE, ÉL NOS LO DARÁ.
Y sus mandamientos no son gravosos, son mandamientos
de amor:
* amar a Dios en primer lugar; * amarnos unos a otros.
Un mismo suceso ocurre al justo y al impío, al que
cree y al incrédulo, al hijo de Dios y a la criatura de Dios pero…
Los ojos de Dios están puestos sobre todas sus
criaturas pero… los hijos, además de relación, tenemos la posibilidad de intimar
con Él.
Relación, produce acceso,
pero intimidad, produce influencia.
La Palabra dice que los que lo aman, viven en comunión
con Él, en cambio al altivo lo mira de lejos.
Por Su gran misericordia y porque desea que nadie se
pierda, también lo mira, pero… no hay relación, mucho menos intimidad.
En cambio quien cree, lo ama, obedece, ama a sus
hermanos y tiene comunión con Él, a través de la oración, la lectura de Su
palabra, la congregación con Sus hermanos, vive ¡SENTADO/A EN EL REGAZO DE SU
PADRE!…
¡Gracias Señor!
¡Qué dulce es la sensación de palpar Tu presencia en mi vida! En el Nombre de
Jesús te pido que no permitas que me desvíe jamás. Me comprometo a hacer Tu
voluntad y a permanecer en Ti para que nuestra relación se fortalezca cada vez
más.
Ayuda a aquellos
que están trastabillando en la fe y en su relación contigo, atráelos hacia Ti
con lazos de amor. Espíritu Santo, trabaja en aquella área de mi vida que
necesita ser transformada, quiero permanecer siempre en tu regazo, Papá. Amén,
Amén y Amén.