"Señor, hazme conocer tus caminos; muéstrame tus sendas. Encamíname en tu verdad. ¡Enséñame! Tú eres mi Dios y Salvador ¡En tí pongo mi esperanza todo el día! (Salmo 25:4-5)
Estar al amparo del Señor es conocer Su amor, tener la certeza de Su Presencia, la convicción de sus cuidados.
Es sentirnos en Su regazo, protegidos, amados, guardados, consolados, redimidos, rescatados...
Muchas veces los enemigos que aparecen son externos, enfermedad, dolor, escasez... Pero otras, son internos y tienen que ver con nuestro carácter y errores en nuestra manera de relacionarnos.
Necesitamos de Su guía, para poder tener un andar firme, seguro, para no tropezar...
Caminar sólo en la verdad, ´emet en hebreo, que significa estar firme, permanecer... Encierra un sentido de confianza, firmeza y seguridad.
La verdad es algo a lo cual una persona puede confiar su vida. Jesucristo es la verdad y la luz de nuestros ojos (espiritualmente hablando por supuesto)
´emet se escribe con la primera, la última y la letra central del alfabeto hebreo. Es por eso que la verdad (Cristo) constituye el sostén del principio y el fin de toda la creación, así como de todo lo que ella encierra.
Es por eso que el salmista, el rey David, apela a la bondad y a la misericordia del Señor, a Su rectitud, para ordenar sus caminos, no se basa en su propia prudencia.
La vida nos lleva a veces por caminos inesperados, pero el cuidado de Dios y Su amor, siempre nos conducen al sitio seguro: Sus brazos.
La incertidumbre despierta temores, nos sentimos en oscuridad y muchas veces no tenemos idea de cómo continuar...
No necesitaríamos guía si no nos sintiéramos confundidos en algún sector de nuestro camino... Pero allí, como una cuerda segura que nos mantiene unidos a la única hoja de ruta cierta, Dios mismo, aflora la esperanza.
Aún cuando todo se presenta difícil, duro, incierto, estamos a salvo, en paz y confiados, muy junto al corazón de Dios acompasando nuestro ritmo al suyo. Unidos por la esperanza, seguros, con una puerta que se abre cada amanecer para avanzar y otra que se cierra, para dejar atrás todo aquello que ya fue, porque el Señor hace TODO NUEVO...
Oremos: por todos aquellos que se encuentran sin rumbo, sin guía, en medio de la oscuridad, inseguros, que han perdido toda esperanza, para que se vuelvan hacia el ÚNICO capaz de ofrecer seguridad en un mundo tan inseguro, certezas, en un tiempo tan incierto...