lunes, 5 de febrero de 2018

ENEMIGOS

“Líbrame de mis enemigos, oh Jehová; en ti busco refugio”  (Salmo 143:9)
Hay muchos enemigos que pueden rodear mi vida y tratando de quitarme la libertad.  Estos enemigos no están afuera, sino adentro de cada uno de nosotros. Se trata del temor, la culpabilidad, la inferioridad y el odio. Estos sentimientos negativos y destructivos son terribles verdugos que quieren oprimir mi alma y la tuya.
1) Es de vital importancia reconocer, es decir sacar a la luz el objeto de nuestros temores, para poder así enfrentarlo y darle batalla. La vida humana está llena de  temores secretos que se esconden en los rincones oscuros de la nuestra personalidad.
2) En cuanto a la culpabilidad si es por haber cometido un error (pecado) el mejor remedio es pedir perdón a Dios y a la persona que se haya visto afectada por ese error, haciendo restitución en caso de ser posible.
3) En cuanto a la inferioridad es necesario tener en cuenta que este sentimiento interfiere con los logro, predisponiendo a la desesperanzas. Por el contrario, la confianza en sí mismo,  conduce a la realización personal y un exitoso resultado. 
Es terrible pensar qué elevado es el número de personas que se sienten frustradas debido al complejo de inferioridad. Si se lo pides, el Señor te librará de este enemigo.
4) También el Señor me libra del odio.  El odio, el rencor, la mala voluntad, los celos, el ser vengativo, son actitudes que producen  enfermedades.  Cuando tenemos un ataque de ira, esa aguda sensación se siente en alguna zona del cuerpo.
Las reacciones químicas que se desencadenan en el organismo debido a los estallidos emocionales afectarán nocivamente su salud.  Si este estado de cosas perdura bien sea en forma violenta o bien en forma constante, se dará un deterioro en las condiciones generales del organismo.  Por ello el Señor hoy quiere librarme de ese enemigo también.


Señor, te doy gracias porque me liberas de los enemigos ocultos, esos que están escondidos dentro de mí y no me permiten disfrutar de todo lo bueno y lo sano que Tú tienes para mi vida. En este día, decido entregarte todos estos sentimientos negativos, destructivos y temerosos que me asedian para que vos los cambies por Tu paz que supera todo entendimiento humano. En el N de Jesús, Amén, Amén y Amén.