“Fijemos nuestra mirada en
Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona” (Hebreos 12:2)
¿Te gustan los rompecabezas?
A mí sí, aunque me cuesta tener la paciencia
necesaria para terminarlo.
Para poder armar un rompecabezas complejo (como
la vida misma) con éxito es necesario que:
1) Dispongas del tiempo necesario, ya que es
imposible querer armarlo en forma completa en un solo día.
2) Será útil que ni bien comienzas identifiques
los bordes y las esquinas, teniendo en cuenta que esas piezas tienen un lado
recto.
Es más divertido armar el rompecabezas con
otros, no en soledad.
3) Reconocer que aunque poder terminarlo
nos produce mucha satisfacción, la real diversión está en el proceso del
armado.
Podríamos comparar el rompecabezas con la vida,
donde el real disfrute se plantea en el camino, no en la llegada.
Cada día que comienza es una pieza en el
rompecabezas de tu vida, y esa pieza va encajando con otras acorde con el
propósito que Dios tiene para tu vida.
Hay algunas piezas (días) fáciles de colocar en
el conjunto y otras que ni por la forma ni por los colores podemos encontrarles
el lugar adecuado.
Las piezas se irán uniendo una a una en Su
tiempo, acorde con plan que Él tiene para vos.
Lo importante del armado del rompecabezas,
igual que la vida misma, es disfrutar de cada momento con plenitud, sabiendo
que el cuadro completo lo veremos recién cuando nos encontremos cara a cara con
el Señor.
Las piezas que acomodamos ayer, si las hemos
puesto en el lugar correcto, nos ayudarán a colocar las de hoy y ambas
contribuirán a que podamos “encajar” las de mañana.
Lo principal que debemos recordar
es disfrutar el proceso.
¡¡¡Vive hoy con plenitud,
sabiendo que un día verás el cuadro en su totalidad!!!
¡Padre amado! En el
Nombre de Jesús, te pido que me des la paciencia necesaria para no apartar mis
ojos de ti, confiando en que seré perfeccionada por ti porque eres el autor de
mi fe. Amén, Amén y Amén.