“… Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó del río Jordán y fue guiado por el Espíritu en el desierto, donde fue tentado por el diablo durante cuarenta días… ”… (Lucas 4:1-2 )
Dios no tienta a
nadie… pero permite que estemos un tiempo en el desierto, porque necesitamos
esa cuarentena… ese tiempo de distanciamiento social.
Cristo tuvo que
hacer cuarentena, necesitaba un distanciamiento social, para ser tratado en
todas las áreas (física, almática, espiritual)…
Su humanidad era
genuina, pero su esencia divina permanecía inalterable (100% hombre, 100% Dios)
Para poder ser nuestro modelo, debía vivir como un hombre y ser tentado y
probado en todo… igual que nosotros…
¡Claro! la gran diferencia
radicó en que, nosotros muchas veces sucumbimos a las tentaciones, pero Él
nunca pecó…
Tenemos fuertes
deseos que nos empujan para hacer algo, y somos atraídos como un pez es atraído
por la carnada y ¡zas! … nos tragamos el anzuelo…
Hay propósito de
Dios cuando permite una tentación y/o una prueba… Él no nos prueba para ver
cómo vamos a actuar, qué vamos a hacer o a decir… ¡claro que no! Él ya lo sabe
todo…¡¡¡ es Dios!!!
¿Entonces… para
qué?
A los efectos
que nosotros nos demos cuentas, que podamos entender quién es Él, para que lo
conozcamos más y mejor, para que reconozcamos cómo en los peores momentos está
con nosotros, para que crezcamos en nuestra relación con Él…
Quiere llevarnos
a etapas más avanzadas en nuestro crecimiento… La prueba es un examen para mí…
Y el desierto, una gran escuela…
Al igual que
Jesús, tenemos herramientas en los momentos de prueba, de aislamiento social,
de desierto (problemas, enfermedad, carencias, luchas varias)
1.- Dependencia
del Padre
2.- La escritura…
“escrito está”
¡Qué bueno es
aprovechar este tiempo, este distanciamiento social, para comenzar a valorar
los vínculos, ser buenos administradores de
lo que tenemos, ya sea en lo económico,
tratando de evitar gastos innecesarios, como de nuestro tiempo, tratando
de invertirlo en más tiempo con Dios, para charlar, contarle nuestros
problemas, leer y meditar en la Palabra…
Cuando nuestra
fe es probada, produce constancia…
Si Dios lo
permitió, aprovechemos este tiempo productivamente, en lugar de quejarnos,
reclamar, protestar…
Aprendamos de
las nuevas circunstancias que tenemos que enfrentar, tratando de sobreponernos
a ellas.
Y este no es sólo
un proceso individual, sino que va más allá, hacia lo comunitario, es por eso
que debemos ser obedientes y extremar los cuidados… para nosotros y para cuidar
al otro…
Oremos:
por todos aquellos que en este tiempo, están desesperanzados, abrumados, que
necesitan consuelo porque han perdido seres amados, por quienes están lejos del
Señor, enojados con Él y lo culpan de esta pandemia que azota al mundo entero…