“El necio al punto da a conocer su ira; mas el que no hace caso de la injuria es prudente" (Pr 12:16) |
Es normal tener conflictos,
porque estos son parte de la vida. Varias son las cuestiones que desembocan
en discusiones dentro de la pareja: los hijos, la economía, los celos, la
falta de diálogo, las relaciones con la familia de origen de ambos, el tiempo
dedicado a la familia y muchos más…
Hay quienes viven todo el
tiempo enojados con su pareja. Enojarse no está mal, es una reacción natural
ante una discrepancia o dificultad…
Lo que no debemos permitir, es que
esta emoción nos controle. Necesitamos aprender a manejarla y a expresarla de
manera correcta.
¡Cuidado! El enojo silencioso, no expresado, se suele transformar en “resentimiento” y puede derivar en enfermedades.
El enojo desbordado, que se expresa en
gritos y con amenazas, pretende controlar al otro.
A diario vemos hombres que
menosprecian a sus mujeres, a través de frases hirientes y mujeres que desvalorizan a sus
parejas y lastiman su masculinidad.
Muchas personas por falta de
dominio propio,
“estallan” y dan a conocer su ira. Pretenden mostrarse como fuertes, pero en realidad son personas débiles, porque pierden el control, no pueden ponerse límites a sí mismos. Ven al que opina diferente como una amenaza.
Otros, carecen de empatía, es
decir, no pueden ponerse en el lugar del otro, están centrados en ellos y no
les interesa escuchar las razones del otro.
Como vemos es variado el modo
en el que se puede manejar una discusión. Discutir no es malo, todo lo
contrario, lo que no conduce a ningún sitio es discutir con enojo.
Para que una discusión sea
fructífera es necesario tener en cuenta algunos aspectos necesarios para
lograr una buena comunicación y con ello una mejor relación.
1.- Aclarar las situaciones, sin
dar las cosas por sentado, sin imaginar lo que el otro piensa. Escuchar con
atención las respuestas. No afirmar como si la propia fuera una verdad
absoluta, sin tener en cuenta el punto de vista del otro.
2.- Es fundamental tener en
cuenta la importancia de valorarse a sí mismo, ya que, quien es consciente de
su valor, no maltratará a nadie, ni permitirá que nadie lo/la maltrate.
3.- Crecer es avanzar, es ir un
poco más allá y avanzar como persona y como
pareja. 4.- Cuidar el tono con el que se habla, buscar las mejores palabras para no herir y generar un buen clima. Discutir no es pelear, esto es muy importante que se tenga en claro.
5.- Tener en cuenta que solo nosotros
somos los dueños de nuestras emociones y tenemos el control remoto de nuestra
vida.
6.- Es importante invertir
tiempo, ganas, pasión y novedades en la pareja. Disfrutar de la persona con la que estamos
compartiendo nuestra vida, caminando a la par.
7.- Recordar que todo ser
humano es una creación divina valiosa, única e irrepetible y que el amor es
un motor poderoso capaz de lograr una buena comunicación.
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