“...estando
persuadido de esto, el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará
hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6)
1º Tenemos que tener en cuenta
que Dios no le manda la enfermedad a nadie. Él no es el autor.
2º La enfermedad puede venir
por múltiples causas: no olvidemos que vivimos en este mundo y ya sabemos por
quién está gobernado.
3º Hay personas que se
enferman por estar en pecado, recordemos que pecado es error. Hay quienes viven equivocadamente.
4º Muchas veces nos enfermamos
por malas decisiones, por falta de cuidado, de precaución, por no atender
nuestra salud.
5º Existen herencias
generacionales, a las que debemos renunciar. Porque si hemos nacido de nuevo,
tenemos un nuevo ADN, el de nuestro Padre celestial.
6º Muchos problemas
emocionales afectan nuestro cuerpo.
DIOS QUIERE Y TIENE EL PODER PARA SANARNOS.
ü A veces sana a alguien por fe
mía o por la fe de los otros.
ü Hay quienes no tienen no
tienen fe, pero reciben sanidad.
ü Dios sana de distintas
maneras. Vemos en los evangelios que ha usado distintos medios para los
milagros de sanidad.
ü Muchas veces sana a través de
la ciencia (que también es una creación de Dios). Dios tiene muchas maneras
para lograr una sanidad.
DEBEMOS USAR TODOS LOS RECURSOS MATERIALES Y ESPIRITUALES.
Somos cuerpo-alma-espíritu. El
cuerpo es la voz de lo que pasa adentro. Cuando no nos sinceramos con nosotros
mismos, el cuerpo se enferma (culpa, insatisfacción, desacuerdo entre lo que
queremos y lo que tenemos que hacer).
Las energías bajan, las
defensas bajan y como consecuencia aparece la enfermedad física.
MI ALMA “GRITA” A TRAVÉS DE MI CUERPO.
Dios siempre interviene para
atacar el problema de raíz. Él ve qué es lo que nos produce el dolor, la
enfermedad física, la raíz está en nuestro interior, en nuestras emociones
negativas que debemos curar. Él va más allá de nuestro cuerpo físico.
Muchas veces vivimos haciendo
lo contrario a nuestros deseos. Sanar internamente es más importante, porque es
la raíz de TODAS mis enfermedades.
Si has entregado tu vida al
Señor, Él está sanando algo en vos, aunque no lo veas exteriorizado. A DIOS LE
ENCANTA SANAR.
Dios nos irá perfeccionando
aún después de muertos (Jesús dijo: “el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá”). Su tarea es para la eternidad, hasta su venida, no hasta que yo
muera. Él hace una tarea en lo profundo. La muerte es sólo un paso. Él ya
venció a la muerte y somos resucitados con Cristo. LA LIBERTAD INTERIOR es un nivel profundo de sanidad. Muchas veces
somos esclavos de nuestro propio rol, el que hemos elegido. Sostenemos a todos.
Si no podemos movernos de este rol, nos vamos a enfermar.
DEBO MANTENERME FIRME, QUE NO SE DESALIENTE MI FE PORQUE ÉL ESTÁ SIEMPRE
AL CONTROL.