En el relato de la creación dice
que… “la tierra estaba desordenada y vacía y las tinieblas estaban sobre la faz
del abismo” TODO ESTABA SUMIDO EN UN CAOS… (Génesis 1)
Así está mi corazón en numerosas oportunidades… desorden externo, desorden interno…
Desorden en los pensamientos, desorden en las emociones, desajuste en la voluntad, ya que, obedece más a lo que siento que a un pensamiento razonable y lógico…
Y como consecuencia, en semejante ambiente, no hay, ni puede haber vida…
¿Qué hacer, cuando el desgano y la abulia nos invade?
Claramente este panorama no puede ser solucionado con ninguna “mágica pastilla”, sería ilógico pensarlo…
Entonces… ¿habrá algo o alguien que pueda y quiera ayudarnos?
¡¡¡Claro que sí!!! Dios soluciona todos estos inconvenientes, como lo hizo en el principio de la creación del mundo.
¿Cómo? Creando un lugar de estabilidad y orden donde la vida que Él mismo crea pueda CRECER Y FRUCTIFICAR.
No olvidemos que fuimos creados para disfrutar de una relación de comunión PERFECTA con Dios, es por eso que vivir apartados de Él nos conduce al vacío, al caos, a la falta de límites, al descontrol, a perder el rumbo y por último a la muerte espiritual.
La verdadera Vida abundante se encuentra en la interacción con lo divino, la comunión permanente con Dios.
Él trae LUZ a nuestra vida y ordena el “caos interno” Es el ÚNICO que puede ordenar y restaurar lo que nosotros mismos en nuestra actitud soberbia de querer ordenar por nuestros propios medios, terminamos arruinando.
Nuestros esfuerzos eligiendo “la propia sabiduría”, haciendo lo contrario de lo que el Señor en Su perfección, en Su sabiduría nos indica, siempre será infructuoso.
La meta, el propósito del Señor para el ser humano es la comunión con Él, cuando más cerca estemos más lo conoceremos, disfrutaremos de Su amor y lo podremos dar a conocer a otros que aún no han sido alcanzados.
¡¡¡Perdónanos Señor!!!, por no aceptar tu invitación, por apreciar más mis erróneas decisiones, despreciando las PERFECTAS indicaciones consignadas en TU PALABRA (LA BIBLIA), en el Nombre de Jesús, te lo pedimos... Amén y Amén.
Así está mi corazón en numerosas oportunidades… desorden externo, desorden interno…
Desorden en los pensamientos, desorden en las emociones, desajuste en la voluntad, ya que, obedece más a lo que siento que a un pensamiento razonable y lógico…
Y como consecuencia, en semejante ambiente, no hay, ni puede haber vida…
¿Qué hacer, cuando el desgano y la abulia nos invade?
Claramente este panorama no puede ser solucionado con ninguna “mágica pastilla”, sería ilógico pensarlo…
Entonces… ¿habrá algo o alguien que pueda y quiera ayudarnos?
¡¡¡Claro que sí!!! Dios soluciona todos estos inconvenientes, como lo hizo en el principio de la creación del mundo.
¿Cómo? Creando un lugar de estabilidad y orden donde la vida que Él mismo crea pueda CRECER Y FRUCTIFICAR.
No olvidemos que fuimos creados para disfrutar de una relación de comunión PERFECTA con Dios, es por eso que vivir apartados de Él nos conduce al vacío, al caos, a la falta de límites, al descontrol, a perder el rumbo y por último a la muerte espiritual.
La verdadera Vida abundante se encuentra en la interacción con lo divino, la comunión permanente con Dios.
Él trae LUZ a nuestra vida y ordena el “caos interno” Es el ÚNICO que puede ordenar y restaurar lo que nosotros mismos en nuestra actitud soberbia de querer ordenar por nuestros propios medios, terminamos arruinando.
Nuestros esfuerzos eligiendo “la propia sabiduría”, haciendo lo contrario de lo que el Señor en Su perfección, en Su sabiduría nos indica, siempre será infructuoso.
La meta, el propósito del Señor para el ser humano es la comunión con Él, cuando más cerca estemos más lo conoceremos, disfrutaremos de Su amor y lo podremos dar a conocer a otros que aún no han sido alcanzados.
¡¡¡Perdónanos Señor!!!, por no aceptar tu invitación, por apreciar más mis erróneas decisiones, despreciando las PERFECTAS indicaciones consignadas en TU PALABRA (LA BIBLIA), en el Nombre de Jesús, te lo pedimos... Amén y Amén.