“Y será refugio para el tiempo de angustia” (Sal.9:9)
Lo importante no es huir de las tormentas, sino buscar un buen refugio
hasta que pase. Tener FE y CONFIANZA de que pronto pasarán y nos dejarán algo
bueno en nuestra vida.
Así como en la naturaleza existen las tormentas que hacen bien al
sembrado para limpiarlo, para ahuyentar las aves que la perjudican, animales
que la arruinan y purificarla de plagas que las destruyan, lo mismo ocurre en
nuestra vida.
Dios es sabio y a veces perdimos lo que queremos, pero no lo que nos
conviene.
Es por eso que siempre debemos buscar SU VOLUNTAD que es perfecta y
agradable para nuestra vida.
Al igual que en el campo, las tormentas en nuestra vida son necesarias,
ventajosas, porque nos ayudan a madurar, a crecer y a alejar de nuestra vida
todo aquello que nos perjudica, como a la siembra.
¡Cuántas veces si no fuera por esa tormenta que apareció de repente,
seguiríamos preocupándonos por tonterías sin dimensionar lo realmente
importante.
No nos asustemos ante las dificultades, no nos echemos atrás.
¡¡¡Enfrentémosla!!! ¡¡¡Saldremos fortalecidos y victoriosos de ellas!!!