lunes, 1 de mayo de 2017

MATEMÁTICA DIVINA

Si comparamos la matemática con la vida, veremos que en ambas, hay operaciones básicas (suma, resta, multiplicación y división) y las profundas. ¡Claro!, no se puede llegar a lo profundo, si no dominamos lo básico.
Muchas personas viven modificando las cifras esperando un resultado sin alteraciones y… ¡esto no es posible!
Hay gente que se pregunta ¿por qué me va tan mal?, mi matrimonio está a punto de sucumbir, mis finanzas están en declive, mis hijos son rebeldes y desobedientes, estoy por perder mi trabajo, … ¿dónde está Dios?
Si algo o mucho de esto te está ocurriendo hoy te digo: ¡revisa las cifras!
Si cambias algunas de las cifras, el resultado cambiará.
No se pueden alterar las cifras y lograr el mismo resultado. Dios ha establecido los principios que rigen nuestra vida, Él hace su parte, pero nuestro compromiso es acatarlos y vivir en ellos.
Dios le dijo a Josué al entrar en la tierra prometida (Josué 1:7)

                      Esfuérzate y sé valiente
+    Cuida de hacer todo conforme a le ley de Moisés
       No te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra____
Serás prosperado en todas las cosas que emprendas

La matemática de Dios es perfecta, pero ¡claro! debemos cumplir con cada uno de los términos, para que el resultado esté asegurado.
Dios es claro con respecto a lo que quiere de Sus hijos: (Dt. 10:12-13)
                     
                       Temor de Dios, andar en sus caminos
                  +   Amarlo y servirlo de todo corazón
                     _Guardar sus mandamientos y estatutos__________
                     Te irá bien, tendrás prosperidad
El deseo de Dios es que nos vaya bien y nos da “la fórmula” para que esto ocurra. Pero, muchas veces queremos modificar las cifras de arriba sin que se altere el resultado final y eso no puede ser.
La solución es alinearnos al Propósito que Él tiene para nuestra vida, de este modo no se alterará el resultado y habrá un final feliz.

Gracias Dios mío, porque si permanezco fiel a tu amor y en obediencia me irá bien, seré bendecido/a y prosperado/a en todas las áreas de mi vida. Tú no eres hombre para mentir, ni hijo de hombre para arrepentirse y Tus promesas se cumplen SIEMPRE.
En el Nombre de Jesús, Amén, Amén y Amén.