Muchas veces reaccionamos demasiado tarde ante una
situación y al ver los resultados negativos nos preguntamos: ¿Cómo fue que hice eso?
Y es que es increíble las veces que nos va mal por
reaccionar demasiado tarde. Sabemos lo que tenemos que hacer y cómo debemos
hacerlo, sin embargo por alguna extraña razón, la mayoría de veces reaccionamos
demasiado tarde, cuando todo está por derrumbarse o ya perdido.
Esto puede suceder en todas las áreas de nuestra vida, en
el amor, la familia, el trabajo, las finanzas, los negocios, los estudios, las
amistades, etc.
No estamos alertas, todo comienza como un juego y luego:
perdemos, relaciones, dinero, trabajos, buenas oportunidades, o caemos en
alguna adicción y cuando reaccionamos nos preguntamos: ¿Cómo fue que llegue hasta este punto?
¡¡¡Cuántas lágrimas nos hubiéramos ahorrado si tan solo
hubiéramos reaccionado en el momento oportuno!!!
¡¡¡Si hubiéramos escuchado esa “vocecita interior” que nos
decía que íbamos por mal camino, que estábamos equivocando el rumbo…
Lamentarse
o culparse, no sirve, pero sí determinarse y proponerse de todo corazón, estar
más atentos para reaccionar A TIEMPO y evitar nuevos dolores.
Que todo lo pasado nos sirva para crecer, madurar y
comprender lo que no tenemos que volver a hacer (el ser humano es el único que
repite situaciones una y otra vez esperando que el resultado sea diferente).
Dios nos da libre albedrío, pero a lo que no podremos
escapar es a las consecuencias de nuestras decisiones.
Pero Él nos ama, es el Dios de las oportunidades, de los
nuevos comienzos y nos dice que descansemos en Él, que nos llenará de su paz.
Sólo debemos acercarnos, reconocer nuestros errores, pedir
perdón por cada uno de ellos, solicitar su ayuda para poder escuchar su voz y…¡¡¡VOLVER
A EMPEZAR!!!.
El día es HOY,
tu Dios quiere que reacciones YA
para que no derrames más lágrimas de tristeza y dolor en un futuro cercano. Él
quiere cambiar tu lamento en baile, tu tristeza en alegría y quiere darte
esplendor en lugar de pobreza.
“Escudriñemos nuestros caminos y busquemos, volvámonos a Jehová” (Lamentaciones
3:40)