"Muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó, salió de la casa y se fue a un lugar solitario, donde se puso a orar" (Marcos 1:35)
Jesús se levantaba e iba a un lugar solitario para hablar con Dios... El Señor sabía a quién encomendarle cada uno de sus días...
El aire de la mañana oxigena mi alma. Amo las primeras horas de la mañana con su silencio que me aquieta, su aire fresco que me renueva... Cada día que comienza es una hoja en blanco, un espacio que espera por ser llenado... Hay días en que nos levantamos con las alas del alma caídas, como si cedieran ante el peso de los avatares de la vida. Pero si elevamos los ojos al cielo, en ese tiempo de comunión e intimidad, la visión se aclara, las fuerzas se renuevan, el gozo inunda el espíritu y salpica el alma...
Cuando nos falta tiempo de intimidad con el Señor, por más que hagamos intentos por pretender acomodar la situación, nos será engorroso lograrlo y terminaremos agotados y perdiendo la paz... esa paz tan anhelada, tan preciosa y tan preciada...
La paz la encontramos y la conservamos cuando confiamos en que Dios no permitirá que nuestro suelo ceda y nos hundamos...
Cuando la confianza disminuye o desaparece, asalta la ansiedad y la desesperación... La ansiedad divide la mente, el corazón y rompe nuestra paz.
Centrarnos en Dios, nos devuelve esa paz interior, que nada tiene que ver con las circunstancias, sino con el enfoque en medio de esas circunstancias.
¿Hacia dónde dirigimos la mirada?
Renovar nuestra paz cada día, es dedicar un espacio para encontrarnos con quien es nuestra verdadera paz (1 Tesalonisenses 5:23)
Paz no es ausencia de circunstancias negativas...
Paz es la Presencia de Dios en nuestra vida...
Si cada día destinamos las primicias de nuestro tiempo al Señor, al Príncipe de paz, viviremos con paz y en paz, sin importar lo que ocurra ese día...
Oremos: Padre, en el Nombre de Jesús, me acerco a Ti. Tu Palabra dice que Tú guardas en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado... Ayúdame a fijar la mirada en Ti, con plena confianza y no en los problemas o las circunstancias adversas. Gracias sé que lo harás...