“El gozo del Señor es vuestra fuerza” (Nehemías 8:10)
La alegría en el alma y la
sonrisa en los labios es el rastro del amor de Dios actuando en nuestra vida.
Todos aspiramos a ser felices, a vivir con alegría.
Hay momentos en que estamos eufóricos y queremos cantar de alegría.
Y sí…la necesidad de alabanza es inherente al ser humano.
Pero…cuando el hombre no alaba a Dios, cuando vive lejos de Él,
necesitará exaltar “algo” o a “alguien” en su lugar.
Podemos ver a lo largo de la historia de la humanidad qué diferentes y
pervertidas formas puede tomar esa necesidad de exaltación cuando no está
dirigida a nuestro creador.
Pero quien confía en Dios, sabe que la fuente de alegría se encuentra
sólo en Jesús, nuestro salvador.
No importa cómo ha sido tu vida y cuáles sean las cosas y personas a las
que has exaltado.
No importan tus errores, acércate a Dios y hallarás la respuesta a tu
búsqueda de felicidad y alegría en su Hijo Jesucristo.
¡¡¡Ábrele tu corazón!!! ¡¡¡AHORA!!!
Señor Jesús, perdóname por no haberte tenido en cuenta, por todos los
errores que he cometido, por no haber querido ni escucharte ni obedecerte.
Hoy de doy cuenta de lo mucho que te necesito, por eso te abro la puerta
de mi corazón y te pido que entres en mi vida y me enseñes a vivir de acuerdo a
tus principios. Amén, Amén y Amén.