lunes, 3 de marzo de 2025

Evidencia de la Fe... corazones compasivos...


¿De qué manera yo puedo colaborar al proceso de la paz? 
Los tesoros de la vida  no son materiales, son aquellas personas que nos acompañan en el dolor y secan nuestras lágrimas...
Son aquellas personas que desde el anonimato y el silencio nos rodean de oraciones y nos bendicen con una palabra "justo a tiempo"
Son esos hermanos/amigos que esperan el momento oportuno para hacernos saber y sentir que están...
Aquí está la verdadera riqueza de la vida... "Gozad con los que se gozan... llorad con los que lloran" 
Poder identificarse con el gozo y el dolor ajeno, no es algo que surja natural y espontáneamente del ser humano, que por naturaleza es egocéntrico y egoísta.
Es el trabajo que el Espíritu Santo, en silencio va haciendo desde nuestro interior, modelando nuestro carácter al modo de Cristo y nos sensibiliza de un modo especial... 
"En cuanto a vosotros, procurad la paz con todos"... por lo tanto, debo asegurarme de que todo lo que salga de mí sea pacífico y contribuya a la paz...
El Señor, a través de la pluma de Pablo, en el v 9 del libro de Romanos, capítulo 12, no dice: "no sólo pretendan amar a los demás, ámenlos de verdad", traducido al lenguaje corriente sería: no finjas que amas...
La interacción con los demás, abre puertas relacionales para que se pueda producir la transformación sobrenatural... 
Un corazón compasivo, es una evidencia materializada de la fe, que nos hace estar presentes allí, donde se nos necesita, cuando se nos solicita, sin invadir y mucho menos cargosear... sólo estando dispuestos y disponibles...
Entreguemos nuestro corazón, permitiendo que sea transformado, no impidamos al Espíritu Santo obrar en nuestra vida espiritual, necesitamos crecer a la estatura de Cristo... lo cual será completado cuando estemos ante Él... 
¡¡¡No demoremos el proceso con nuestra conducta rebelde y egoísta!!!... 


martes, 11 de febrero de 2025

La fugacidad de la vida...

 

La vida humana transcurre entre lo temporal y lo eterno, entre la brevedad y la eternidad…
En el salmo 90, el verso 12 dice: “enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría”… 
El salmista le hace una petición a Dios: que lo ayude a organizar su vida con sabiduría, o sea, conforme a su voluntad, que es el principio de la sabiduría.
La vida del hombre sólo tiene su explicación en Dios. Ninguna teoría ha podido comprobar que nuestro origen es otro.
El hombre ha nacido para estar en relación con Dios, fuera de Él, irá rumbo a una eternidad sin su compañía.
No es Dios quien se aparta del hombre, sino todo lo contrario, somos nosotros quienes nos apartamos de Él…
Pero, Él es un Dios de oportunidades y cuando nos arrepentimos de corazón y nos volvemos a Él, nos acepta…
Siempre está esperándonos con sus brazos abiertos…
Siempre nos espera con sus amorosos brazos para estrecharnos en un fuerte y cálido abrazo.
La brevedad de la vida humana es una realidad incuestionable.
Por más años que vivamos, la vida es como un soplo de viento…
La eternidad no es una herencia que nos pertenece por las obras que hayamos hecho, sino por la conversión de vida a la persona de Jesucristo, reconociéndolo como nuestro Señor y Salvador, mediante el cual podemos llegar al Padre… Es el único camino que nos conducirá a Dios...
Jesús es quien produce en nosotros “un nuevo nacimiento y nos abre las puertas a la eternidad.
Toda una vida incluye: nacer, crecer, envejecer y morir… es fugaz…
El salmista nos presenta la brevedad y fugacidad de la vida… usando metáforas y símiles…
La vida es como un día…
La vida es como un torrente de agua…
La vida es como un sueño… pasajera, perecedera…
La vida es como la hierba del campo que crece en la mañana, florece ya la tarde se seca…
La vida es como un pensamiento…
Vista desde arriba, desde los ojos Dios, es apenas un instante, como un abrir y cerrar de ojos.
Para nosotros, los que vivimos debajo del sol el tiempo es el kronos, el tiempo lineal, secuencial, cuantitativo, de esa raíz griega provienen vocablos como cronológico, cronómetro, cronograma, cronofobia, entre otros.
Los días de nuestra edad son setenta años, en los más robustos ochenta, pronto pasan y volamos…
Pero el Kairos de Dios es cualitativo, desde la eternidad, hasta la eternidad…
Es por eso que necesitamos pensar en nuestro destino final, en nuestro destino eterno… 
¿Dónde estarás cuando allá se pase lista?
¿Tu nombre está escrito en el libro de la vida?


domingo, 19 de enero de 2025

Las emociones "nublan" mi razón

 

Enfocarme en los conflictos me aleja de la paz... ¿Por qué? 
Es simple, nos alejamos de la FUENTE DE PAZ, del Príncipe de paz, que es nuestro Señor Jesucristo...
Cuando algo inesperado nos ocurre con alguna persona en la que hemos depositado confianza y amor, (puede tratarse de malos entendidos, palabras ásperas, malas actitudes, incomprensión, egoísmo, etc.) nuestro YO herido reclama "venganza"... 
Entonces, le damos lugar al caballo desbocado de las emociones y éstas comienzan a controlar todo nuestro ser...
Invaden pensamientos, se manifiestan a través de palabras negativas, destructivas, temerosas, se generan inquietud en nuestro cuerpo...
Como consecuencia... perdemos la paz...
¿Cuál es la solución?
Activar desde temprano nuestra relación con la FUENTE de paz y gozo... 
Nuestro tiempo a solas con Dios es imprescindible para volver a ubicar cada cosa en su sitio...
Muchas veces sentimos que un tsunami de emociones y pensamientos desordenados pugnan en nuestro interior caóticamente.
Jesús nos muestra de una manera sencilla y cotidiana, cuál era Su actitud diaria... 
"Levantándose muy temprano en la mañana, cuando todavía estaba oscuro, Jesús salió y fue a un lugar solitario y allí oraba" (Marcos 1:35) 
La intimidad con Dios en oración y lectura de la Palabra nos enfoca, renueva nuestros pensamientos, nos alimenta, restaura nuestras fuerzas, nos viste de Su armadura y nos prepara para enfrentar cada batalla...
Oremos pidiendo al Señor que aumente nuestro apetito espiritual, que busquemos la conexión celestial desde el mismo momento en que abrimos los ojos, agradeciendo por otro día que nos permite disfrutar de la vida, que es un don preciado y precioso que se nos concede por pura gracia. ...