Las metas personales son sólo nuestras. No busquemos que los otros las compartan o nos apoyen en ellas. No los presionemos para que participen, ni nos sintamos frustrados si no lo hacen. Seamos fieles a nuestros proyectos.
Dios es un Dios de metas, él nos ayudará y nos guiará para poder alcanzarlas, sin desgastarnos en el camino.
Podemos alcanzar cualquier cosa que nos propongamos, si lo deseamos con todo nuestro corazón y lo confesamos con nuestros labios. Si lo agradecemos, como si ya lo hubiéramos logrado.
La clave para ser feliz es respetar lo que hemos escogido para alcanzar una mejor calidad de vida.
No permitamos que los demás dirijan nuestras metas re-direccionándolas hacia su conveniencia.
Todos tenemos un camino a seguir, proyectos a corto, mediano y largo plazo. No abandonemos sólo porque el otro no lo comparta o se burle. Debemos aceptar las diferencias y respetarlas.
¡Sigamos a pesar de…!¡No estamos sólos!.
No aplacemos o dejemos de lado nuestros sueños por agradar a otros, seamos leales a nuestra propia vida
¡¡¡Alcanza tus metas!!!. ¡¡¡ No te des por vencido/a!!!.
A veces van a querer que caigas y falles, pero en vos está la fuerza para seguir adelante. Prosigue a la meta (Filipenses 3:12).
Los sueños que parecen imposibles pueden ser logrados con determinación y perseverancia, sin importar las probabilidades. Aún el sueño más distante puede ser alcanzado con determinación y persistencia.
Recordá ... "Es tiempo de avanzar".
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