S.O.S., Save Our Souls significa: salven nuestras almas. Es la señal de socorro más utilizada internacionalmente, lanzada por quien está en peligro.
Esta señal se emplea cuando se ha perdido toda esperanza de salir de un problema por los propios medios. Se remite pa ra que alguien acuda al rescate.
Existen también S.O.S. emocionales y espirituales. Muchas veces erramos en nuestro camino y no encontramos la salida.
Al vivir sin Dios, perdemos el rumbo y no podemos vislumbrar dónde está el horizonte.
Es por eso que Dios espera la señal de S.O.S. cuando en un momento determinado de nuestras vidas, reconocemos que solos no podemos y recurrimos a la intervención divina.
Cuando el apóstol Pedro comenzaba a hundirse en medio de las olas del mar de Galilea, clamó a Jesús diciendo: “Señor, sálvame” (Mateo 14:19-31). Inmediatamente Jesús extendió su mano para asirlo fuertemente y salvarlo de una muerte segura.
El que lanza un S.O.S. no discute sobre los medios utilizados por los salvadores sino que acepta con agradecimiento todo lo que se hace para socorrerlo. Jesús quiere ayudar a quien desde lo más profundo de su desesperación, de su tristeza, de su dolor, se vuelve a Él para ser perdonado, comprendido, amado y consolado.
JESÚS ES EL SALVADOR, NO EXISTE OTRO.
“En ningún otro hay salvación; no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”. (Hechos 4:12)
Gracias Jesús, por ser nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Hoy decido aferrarme de tu mano, para avanzar seguro/a, aunque todavía no vea claramente el sendero. Amén
Esta señal se emplea cuando se ha perdido toda esperanza de salir de un problema por los propios medios. Se remite pa ra que alguien acuda al rescate.
Existen también S.O.S. emocionales y espirituales. Muchas veces erramos en nuestro camino y no encontramos la salida.
Al vivir sin Dios, perdemos el rumbo y no podemos vislumbrar dónde está el horizonte.
Es por eso que Dios espera la señal de S.O.S. cuando en un momento determinado de nuestras vidas, reconocemos que solos no podemos y recurrimos a la intervención divina.
Cuando el apóstol Pedro comenzaba a hundirse en medio de las olas del mar de Galilea, clamó a Jesús diciendo: “Señor, sálvame” (Mateo 14:19-31). Inmediatamente Jesús extendió su mano para asirlo fuertemente y salvarlo de una muerte segura.
El que lanza un S.O.S. no discute sobre los medios utilizados por los salvadores sino que acepta con agradecimiento todo lo que se hace para socorrerlo. Jesús quiere ayudar a quien desde lo más profundo de su desesperación, de su tristeza, de su dolor, se vuelve a Él para ser perdonado, comprendido, amado y consolado.
JESÚS ES EL SALVADOR, NO EXISTE OTRO.
“En ningún otro hay salvación; no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”. (Hechos 4:12)
Gracias Jesús, por ser nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Hoy decido aferrarme de tu mano, para avanzar seguro/a, aunque todavía no vea claramente el sendero. Amén
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