sábado, 19 de abril de 2014

¡YO SÉ QUE MI REDENTOR VIVE!

“Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús, vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros” 
(Romanos 8:11)

Si creemos que el Espíritu de Dios, El Espíritu Santo es el que levantó a Jesús de entre los muertos, tenemos que creer que no hay nada en nuestra vida que no pueda manejar.
¿Te sientes desesperanzado/a? ¿Piensas que nada bueno puede sucederte? ¿Crees que ya no hay nada para esperar?
El Espíritu de Dios se mueve trabajando en nuestro interior. Espera la Palabra de Dios para entrar en acción.
Cuando nos aferramos a la Palabra, la creemos y confesamos, el Espíritu entra en acción y vivifica nuestro cuerpo mortal.
Todo está sujeto al Espíritu de Dios: enfermedad, problemas familiares, laborales, mentales…
Los hijos de dios somos como las águilas, tenemos dos alas muy poderosas.
1.- El Espíritu Santo.
2.- La Palabra.
Cuando un cristiano la lee, la vive, la pronuncia de corazón y la une al Espíritu es tan poderosa que nada ni nadie puede detenerla.
¿Hay algo que está muriéndose o ya ha muerto en tus relaciones?
¿Hay algo que tiene que resucitar en tu hogar, en tu trabajo en tu vida emocional o en tu vida espiritual?
El Cristo resucitado vive y el Espíritu de Dios que lo levantó a él nos ha sido dado y está listo para hacer el milagro en tu vida. Necesitas unir a Él la Palabra de Dios.
Confiesa la Palabra y las promesas de Dios… ¡no a las quejas!, ¡no a las protestas!, ¡no a las críticas!
¡¡¡Cerremos nuestros oídos a esas voces que nos susurran!!!...¡no pasa nada!, ¡no puedes!, ¡nada cambiará! y … ¡abrámonos a las promesas de Dios!
¡¡¡Dios no nos dejará ni nos abandonará!!!
El Espíritu de Dios da vida a lo que está muerto, es el mismo Espíritu que levantó a Jesús de entre los muertos.
El Espíritu de Dios nos libra de las angustias diarias de la vida y nos consuela.
¿Estás triste?
El Espíritu de Dios puede trabajar en ello…
¿Perdiste la perspectiva del presente y del futuro?
¿Seguís con tus ojos en el pasado?
¡Suelta ya! ¡Cristo, tu redentor vive!

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