sábado, 31 de octubre de 2015

ACTITUDES QUE NOS PARALIZAN


“… Jesús lo vio acostado allí y supo que ya llevaba mucho tiempo en aquella condición, le dijo: ¿Quieres ser sano? El enfermo le respondió: Señor, no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando el agua es agitada; y mientras yo llego, otro baja antes que yo. Jesús le dijo: Levántate, toma tu camilla y anda. Y al instante el hombre quedó sano, y tomó su camilla y echó a andar. (Juan 5:2-9)
Hoy el Jesús te pregunta… ¿quieres ser sano?
Jesús te ve cuando para los demás pareciera que eres invisible. Él te ve y conoce toda tu vida, por eso no valen las excusas delante de Su Presencia, EL LO SABE TODO.
Jesús no te obliga a nada, sino que como es muy respetuoso, te da la posibilidad de elegir.
Hoy te pregunta: ¿qué quieres que te haga?, ¿quieres ser sano?
Él conoce tus pretextos y no pierde tiempo en ellos, frente a la excusa del paralítico le dice, “levántate, toma tu camilla y anda”
Hay actitudes o palabras que logran que te paralices y no puedas avanzar.
No puedo: quiebra tu voluntad, contrarréstala diciendo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filip 4:13)
El individualismo y el orgullo te paralizan. Muchas veces vivís en soledad o mal acompañada/o, porque piensas: -Yo solo/a no puedo, pero otros pueden ayudarme.
Es necesario que tengas en cuenta que puedes estar solo/a, pero no por eso tienes que convertirte en un solitario.
Será indispensable que te abras a los demás y no te aísles.
Las excusas, son el refugio de quien no quiere avanzar en la vida. Las usamos para engañarnos a nosotros mismos cuando no queremos asumir responsabilidades y nuevos retos.
La dependencia de  otros, de sustancias, de situaciones… no te permite desarrollar todo el potencial que Dios puso en ti.
Te lleva a pedir limosnas, tiempo, cosas, que tal vez el otro no esté dispuesto a dar.
¡No mires lo que no tienes, mira lo que puedes tener!
¡No extiendas tu mano hacia arriba, sino palma abajo!
¡No creas que si no tienes no lo logras, lo logras porque no tienes!
Dios no te hizo para que estés paralítico/a, sino para que camines, corras y alabes a Dios.
¡¡¡Avanza!!!

Amado Padre, en el Nombre de Jesús, te pido que me ayudes a desplegar todo las posibilidades que vos pusiste en mi vida. Ayúdame como lo hiciste con el paralítico de Betseda, quiero escuchar tu dulce voz diciéndome al oído ¡¡¡Levántate, toma tu lecho y anda!!!. Me aferro a tus promesas y avanzo, porque hay un nuevo horizonte para mí. Amén, Amén y Amén,


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