“…no dejes que se incline mi corazón a cosa mala…” (Sal 141:4)
¿Qué nos pasa a los seres humanos que nos abocamos a mirar “programas
basura”?
Tenía una perrita a la que le encantaba hurgar en la basura, por
supuesto no sabíamos qué más hacer para sacarle ese pésimo hábito.
Cuál debía ser nuestra actitud ante esta situación:
¿Sacar la basura porque es mala? y “tienta a la perrita a consumirla” o
lo que es más lógico ver qué era lo que estaba pasando con la perrita que
buscaba comer, lo que terminaba haciéndole tanto daño.
Estos son dos maneras de enfoques diferentes ante el problema, o
centramos nuestra mirada en la basura, o centramos la mirada en la conducta de
la perrita.
Con nosotros, los seres humanos y los programas de televisión pasa lo
mismo.
¿Qué es lo que nos lleva a consumir programas de baja calidad que van en
contra de los valores?
Podemos poner nuestra vista en la tele y en los programas basura y
entonces decimos ¡hay que prohibir la televisión basura!
O esta situación nos puede llevar a que reflexionemos y nos preguntemos
¿qué lleva a las personas que llenan su alma y su corazón con basura?
Aquí está la clave. No vamos a poder evitar encontrarnos con la basura,
pero la opción está en nuestra mano, el control remoto está en nuestro poder,
podemos cambiar de canal o simplemente apagar la tele.
¿Qué está pasando con nosotros cuando necesitamos llenarnos de esta
basura que nos hunde en la depresión y que nos envenena el alma?
Este tipo de programas de TV pone de manifiesto, una parte enferma de la
sociedad, es sólo un síntoma, no la enfermedad misma. La enfermedad está en el
alma del ser humano.
No es mala la basura en sí misma, no la vamos a poder eliminar, pero lo
que sí podemos hacer es accionar en lo que se encuentra dentro de nuestras
posibilidades, dentro de nuestro campo de acción.
Es aquí cuando debemos preguntarnos: ¿qué vacíos estamos llenando con
esta basura?
¿Qué sentido tiene nuestra vida? ¿Cuál es el propósito de Dios para mi
vida?
¿Cuál es nuestra enfermedad? ¿La depresión? ¿Una falta de sentido de
nuestra vida?
Las respuestas sinceras a estas preguntas nos llevarán a replantearnos
el propósito de nuestra vida e ir cambiando hábitos que nos hacen tan mal, como
le hizo a mi perrita comer basura.
¡¡¡Cuidado!!! A ella la llevó a la muerte física, a nosotros nos puede
conducir a la muerte espiritual.
Padre amado, te pido que a través
del Espíritu Santo me estés mostrando lo que hay en mi vida que no es de tu
agrado y que no es bueno para mi crecimiento espiritual. Te doy gracias porque
sé que me vas a ir perfeccionando para que cumpla tu voluntad que es perfecta y
agradable para mi vida, en el Nombre de Jesús. Amén, Amén y Amén.
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