Si comparamos la matemática con la vida, veremos que en
ambas, hay operaciones básicas (suma, resta, multiplicación y división) y las
profundas. ¡Claro!, no se puede llegar a lo profundo, si no dominamos lo
básico.
Muchas personas viven modificando las cifras esperando un
resultado sin alteraciones y… ¡esto no es posible!
Hay gente que se pregunta ¿por qué me va tan mal?, mi
matrimonio está a punto de sucumbir, mis finanzas están en declive, mis hijos
son rebeldes y desobedientes, estoy por perder mi trabajo, … ¿dónde está Dios?
Si algo o mucho de esto te está ocurriendo hoy te digo:
¡revisa las cifras!
Si cambias algunas de las cifras, el resultado cambiará.
No se pueden alterar las cifras y lograr el mismo resultado.
Dios ha establecido los principios que rigen nuestra vida, Él hace su parte,
pero nuestro compromiso es acatarlos y vivir en ellos.
Dios le dijo a Josué al entrar en la tierra prometida (Josué
1:7)
Esfuérzate y sé valiente
+ Cuida de hacer todo conforme a le ley de
Moisés
No te apartes
de ella ni a diestra ni a siniestra____
Serás prosperado en todas las cosas que emprendas
La matemática de Dios es perfecta, pero ¡claro! debemos
cumplir con cada uno de los términos, para que el resultado esté asegurado.
Dios es claro con respecto a lo que quiere de Sus hijos:
(Dt. 10:12-13)
Temor de Dios, andar en sus caminos
+
Amarlo y servirlo de todo corazón
_Guardar
sus mandamientos y estatutos__________
Te irá bien, tendrás prosperidad
El deseo de Dios es que nos vaya bien y nos da “la fórmula”
para que esto ocurra. Pero, muchas veces queremos modificar las cifras de
arriba sin que se altere el resultado final y eso no puede ser.
La solución es alinearnos al Propósito que Él tiene para
nuestra vida, de este modo no se alterará el resultado y habrá un final feliz.
Gracias Dios mío,
porque si permanezco fiel a tu amor y en obediencia me irá bien, seré bendecido/a
y prosperado/a en todas las áreas de mi vida. Tú no eres hombre para mentir, ni
hijo de hombre para arrepentirse y Tus promesas se cumplen SIEMPRE.
En el Nombre de
Jesús, Amén, Amén y Amén.
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