jueves, 16 de agosto de 2018

Estar en paz en medio de la adversidad

                                                     
Es posible mantener la paz y la calma aún en medio de las circunstancias hostiles... ¡Esa es la FE!... Es precisamente en esos tiempos en los que activamos nuestra FE... Cuando todo anda bien... no hace falta activarla fe, surge el cántico de agradecimiento, surge la confianza... Pero... ¿qué ocurre cuando no tenemos lo que necesitamos, cuando estamos enfermos, cuando somos injustamente tratados, cuando nos persiguen y/nos ponen palos en la rueda, o lo que es peor... nos tienden trampas... Allí es necesaria la FE en acción...
En numerosas oportunidades todo apoyo humano desaparece. Hasta los más amados se retiran, nos dan la espalda, nos acusan, nos ignoran...
¿Sabes por qué Dios lo permite?... Porque quiere estrechar lazos con nosotros...
¿Qué ocurre entonces con nuestra FE? La fe madura, se apoya en Dios y confia... Avanza tranquilamente a través de la tempestad, esperando el socorro de Dios que es el ÚNICO que no falla NUNCA...
La FE sabe que Dios es más grande y poderoso que cualquier circunstancia...La FE espera con paz, hasta el preciso momento en que el Señor intervenga.
La fe inmadura (cuasi incredulidad) es impaciente, se inquieta, quiere tomar las cosas de las manos de Dios porque no puede esperar...
Por no aprender a esperar, actuamos por nuestra cuenta, sin consultar y... ¡zas!... nos equivocamos y después deberemos enfrentar las consecuencias.  
El enemigo de nuestra alma nos susurra al oído, nos da malos consejos y... viene el derrumbe,  por haber actuado locamente, en lugar de permanecer apacible, esperando en Dios. Esa era la actitud de Jesús, el autor y consumador de nuestra FE.
A Él debemos dirigir la mirada y seguir sus huellas en el AMOR del PADRE QUE NUNCA FALLA.
Entonces... cuando nuestra FE sea probada... produciremos cánticos más melodiosos y podremos decir...
"Con todo, yo me alegraré en Jehová y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas y en mis alturas me hace andar..." (Habacuc 3:18-19)
Si en medio de la adversidad, de nuestro interior brota este cántico de confianza... 
¡ESTO ES FE!

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