“El Señor te
pastoreará siempre, en las sequías saciará tu alma y dará vigor a tus huesos.
Serás como un huerto de riego, un manantial de aguas, cuyas aguas nunca se
agotarán" (Isaías 58:11)
Lectura: Isaías 58
Cuántas veces Dios
no puede manifestarse con plenitud en nuestra vida, porque le estamos
bloqueando el camino con nuestra actitud…
Tal como lo hizo
Alejandro Magno… Un día al regresar de una de sus exitosas campañas y quiso
visitar a su antiguo maestro Aristóteles, el gran filósofo griego.
Cuando llegó,
Aristóteles estaba tomando un baño. Alejandro comenzó a contarle detalles
acerca de su campaña y al final de su relato le preguntó: ¿qué puedo hacer por
usted? El anciano filósofo, quedó impresionado ante este joven presuntuoso y
continuó su baño, sin responderte. Entonces, Alejandro volvió a preguntarle:
¿qué puedo hacer por usted?
Finalmente,
Aristóteles respondió: bueno… ¿puedes apartarte a un lado para dejar pasar mi
luz?
Muchos de nosotros
tenemos demasiadas veces esta actitud soberbia ante nuestro Dios, creyéndonos
que es Él quien nos necesita a nosotros, en lugar de nosotros a Él… Y Dios te
dice… ¡no te interpongas…no seas un obstáculo para Mi luz…
Es que en nuestro
esfuerzo inútil por brillar, impedimos que sea Su luz la que brille a través de
nosotros…
Dios quiere
bendecirnos, abrir las ventanas de los cielos y derramarlas abundantemente…
pero… el corazón debe estar abierto para recibirlas…
Cuando una
pesadilla nos despertaba en medio de la noche y llamábamos a mamá, ella en
seguida acudía en nuestro socorro, sabíamos que estaba cerca…
El Señor está
cerca, cuando lo llamamos, cuando vamos a Él en el Nombre de Su Hijo
Jesucristo, con un corazón humilde y sincero, Él actúa prontamente…
Oremos: para que el Señor ablande nuestro corazón
soberbio, vanidoso y endurecido y podamos tener la actitud sabia y humilde que
Jesús siempre mostró cuando estuvo entre nosotros…
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