domingo, 2 de febrero de 2020

LA RAÍZ


“No te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti” (Romanos 11.18)
Mucho se usa hoy en día la palabra sustentable, una economía sustentable, un transporte sustentable, etc., etc., etc. 
¿Cuándo algo es sustentable?... Cuando tiene bases firmes… 
Necesitamos comprender que para que algo sea sustentable en nuestra vida, debe poseer una raíz que lo sustente. 
Nunca olvidemos que existe un solo modelo sustentable y consiste en sostener nuestra vida en los principios de la Palabra de Dios, la cual no vuelve vacía y cumple el fin para el cual el Señor la envió.
Cuando veamos “algo fructífero” en nuestra vida, nunca olvidemos que el origen de eso está en su raíz. Porque muchas veces nos equivocamos y cometemos el error de concentrarnos demasiado en las ramas y no tener en cuenta la raíz… Cuando esto ocurre, cuando descuidamos la raíz, estamos arriesgándonos a perder el sustento. 
Demasiadas veces nos disgusta “algo” en nuestra vida, y en lugar de fijarnos en lo importante, en la base, en el sustento, en la raíz del problema, nos fijamos en las ramas, en lo que se ve, en lo que emerge, en lugar de ir al verdadero origen del problema…
Vivimos en una sociedad que le presta importancia nada más que a la rama, porque no está dispuesta a invertir ni tiempo ni esfuerzo, en trabajar en la raíz.
Cuando nos manejamos bajo estas normas, vamos desarrollando una mentalidad de maquillaje, que lo único que trata de hacer es disimular las consecuencias, lo que está a la vista, en lugar de trabajar profundamente en las causas que las ocasionan. 
No tenemos que olvidar que, si pretendemos tener ramas sanas y verdes en las distintas áreas de nuestra vida, será necesario  tener las raíces adecuadas,
*¿Pretendemos tener una economía próspera? Será necesaria una administración minuciosa.
*¿Queremos crecer a nivel laboral? Esto requerirá un sano crecimiento personal.
*¿Deseamos disfrutar de la paz familiar? La paz familiar demanda amor y tolerancia.
*¿Anhelamos crecer espiritualmente? Será necesaria una entrega total a Dios, rendirnos totalmente a Su voluntad perfecta y agradable para nuestras vidas.

Señor te pedimos en el Nombre de Tu amado Hijo Jesucristo, la sabiduría para observar cada rama, cada fruto que se produce en nuestra vida, sin vanagloriarnos de ello. Que no descuidemos la raíz, que seamos cuidadosos en su desarrollo, aplicando este principio básico que sustenta nuestro caminar y crecimiento cristiano. ¡Gracias por estar atento a nuestras necesidades! Amén, Amén y Amén.
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