lunes, 8 de febrero de 2021

SER AGRADECIDOS…


 "Den gracias al Señor por su gran amor, por sus maravillas a favor de los hombres”    (Salmo 107:8)

Tenemos tendencia a ser desagradecidos… Nos quejamos por todo… 

¿En qué lugar te ubicas? 

¿En el agradecimiento o en la queja?

Si sientes que “el mundo” te debe “algo”, vas a vivir insatisfech@ y amargad@... Tus expectativas tal vez no sean cubiertas y nunca consigas lo que esperas…

Es necesario reconocer que es muy probable que tus cosas no se resuelvan del modo en que quieres, ni tus relaciones tal vez sean como las imaginaste, ni tu casa tan linda como pensabas que sería…

Si optas por la queja y el lamento, puedes llegar disgustad@, infeliz y desdichad@ a una muerte prematura por la pérdida de la alegría y la esperanza…

Cuando permites que la conmiseración, la pena por ti mism@ te invada… sentirás que “el mundo” no te merece… entonces vivirás resentid@ y no dejarás que el agradecimiento florezca en tu corazón y sea expresado por tus labios.

La persona orgullosa no es agradecida, porque piensa y está convencida de que nunca recibe lo que merece…

Contrariamente, un corazón agradecido puede ver y reconocer cada día como un regalo…

Se enfoca menos en lo que le falta y puede ver todos los privilegios que sí tiene…

El corazón agradecido, desde que despierta, va recogiendo razones para agradecer… poder escuchar, poder ver, la posibilidad de disfrutar de un baño caliente, un plato de comida…

La gratitud disipa la ansiedad, como el sol hace con la neblina…

Cuando tu corazón es agradecido, sonríe, y esa sonrisa que se expresa a través de tu boca, toca almas, da color a otras vidas y consigue contagiar esa actitud…

Un corazón agradecido está lleno de alabanza a Dios, por Su amor incondicional y su perdón inmerecido…

Lo valioso está en casa, en la familia… No permitas que el desaliento te susurre al oído… Piensa y agradece por las bendiciones de las cuales gozas y que tal vez ni has reconocido…

¡¡¡Seamos agradecid@s!!!

No dejemos escapar la oportunidad de agradecerle por esos detalles de amor con que nos provee cada día…

El mejor regalo que hemos recibido jamás es la salvación de nuestras almas que Dios nos concedió a través del sacrificio de su Hijo en la cruz, gracias al cual hemos sido perdonados y reconciliados…

¡¡¡Cómo no agradecer!!!

 

 

 

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