lunes, 30 de junio de 2014

ELLOS NOS NECESITAN

“Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da” (Gén. 20:12)
Este es el único mandamiento que tiene promesa… ¿por qué será?
Los ancianos nos necesitan. Precisan nuestro amor, nuestro cuidado, nuestro reconocimiento, nuestra comprensión y en algunos casos nuestro perdón.
Reconozcamos que ningún padre es perfecto y sin duda alguna como madres y padres todos hemos cometido muchos errores. Es por eso que como hijos necesitamos perdonar y como padres ser perdonados.
De nada sirve guardar resentimientos y amarguras.
Si por alguna razón estás resentido/o con sus padres… ¡hoy es el día perfecto para perdonarlos!
Debemos entender que ellos hicieron lo mejor que pudieron con el conocimiento y recursos que poseían.
Ellos necesitan escuchar de tu boca que a pesar de todo, sí hicieron cosas buenas al criarte.
¡Ellos también necesitan tu apoyo! independientemente que lo merezcan o no…
Cuando nuestros padres llegan a la tercera edad necesitan mucho de nuestro apoyo.
Dedícales tiempo, atención, un tiempo de calidad, sin prisas ni apuros.
Invítalos a tu casa a comer. Interésate en sus cosas y en sus necesidades…
Un escritor mexicano, llamado Alejandro Orozco sentenció una vez: “Los viejos necesitan poco, pero a ese poco, lo necesitan mucho”.
Si cuando estás leyendo esta reflexión y todavía tienes a tus padres vivos, corre al teléfono y llámalos ahora mismo?
Reúnete con ellos y dile cuánto los quieres, abrázalos muy fuerte y no digas nada, si no te salen palabras, pásales de tus fuerzas, tal vez están flaqueando en las suyas.
Disfruta de su compañía, aunque te repita muchas veces la misma historia, también vos pasarás alguna vez por esa situación.
Involúcrate en sus vidas… ¡TE NECESITAN!
Si ya no están vivos, guarda en tu corazón los mejores recuerdos que tengas y pedile al Señor que te ayude a borrar de tu mente los otros, esos no tan agradables…
Perdónalos en tu corazón, deja de lado todo rencor, todo dolor, toda falta de perdón…

Señor mío, cura mis heridas, ayúdame a perdonar (estén o no vivos), deseo de todo corazón poder comenzar una nueva relación, sólo podré lograrlo si estoy muy junto a vos.
Te pido perdón si no he cumplido con mis padres como debía, hoy delante de tu trono en el Nombre de Jesús, deseo curar estas heridas para continuar con mi vida y poder avanzar.
Sé que si mi arrepentimiento es sincero, vos me vas a perdonar, porque esa es tu promesa.
¡Gracias! Porque sé que me estás escuchando y actuarás con poder. Amén, Amén y Amén.


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