“¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! (Mateo 14:27)
Estamos en medio de una gran tormenta, en
medio de un mar embravecido. Nuestra barca es frágil, pero en medio del caos,
el Señor nos dice: soy yo… no temas…
Nos enfrentamos en estos días con desafíos
emocionales, mentales y espirituales…
¿Qué hacer?
Como seres humanos imperfectos y potentes, no
perfectos ni omnipotentes, en circunstancias inesperadas como la que estamos
viviendo tomamos dos caminos… ambos equivocados.
1) El miedo exagerado (paranoia) que nos conduce
a la parálisis, un miedo extremo y enloquecedor que nos hace vivir en una
situación de alerta continua y perdemos totalmente la paz…
2) La negación, la displicencia, que nos lleva al
descuido pensando que después de todo no es tan grave, que están exagerando
demasiado. Por temor, muchas veces, negamos la realidad y preferimos construir
una a nuestra medida que nos permita seguir viviendo como si no pasara nada…
Esto es muy peligroso, ya que nos conduce a no
tomar los recaudos necesarios para cuidarnos y cuidar a los demás. Otras veces,
por soberbia, pensamos, a mí no me va a pasar… como si tuviéramos una
protección especial que los otros no poseen. Sabemos que Dios nos protege y
prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin, a través de la fe en
Jesucristo y en Su obra, aceptamos su Salvación… pero, no somos excepcionales,
Él no hace acepción de personas… De lo que sí podemos estar seguros es que si
le hemos entregado el control de nuestra vida Él hará lo mejor, porque Su
Voluntad es buena, agradable, perfecta…
Otra de las cosas que nos conduce a la
displicencia es la desconfianza, cuando tenemos desconfianza de todo y de
todos, pensamos que siempre quieren engañarnos y que hay “algo” oculto detrás
de cada situación. Entonces, nos rebelamos ante toda norma y regla que provenga
desde las esferas de poder, sin pensar que tal vez nos estamos equivocando.
Esta situación nos hace actuar contrariamente a lo que debiéramos hacer y nos
ponemos en peligro, actuando sin sabiduría…
Entramos en un estado de miedo exagerado
cuando pretendemos eliminar por completo cualquier riesgo. Tenemos que entender
que por más que tomemos todos los recaudos, lo temido, puede suceder… entonces,
podemos llegar a enloquecer tratando de tomar el control y eliminar riesgo.
Entreguemos el control a quien realmente es
quien controla TODO ya que es el CREADOR y SUSTENTADOR de todo lo que existe…
Oremos juntos:
Señor,
Dios Todopoderoso, eres el dueño del mundo y su plenitud, de la Tierra y todo
lo que en ella existe. Nos presentamos delante de Ti pidiéndote que nos inundes
de Tu paz, conforta a aquellos que estén con un temor exagerado, fortalece a
los sectores más vulnerables, purifícanos Señor de todo aquello que nos
contamina, no sólo a nivel físico, sino sobre todo a nivel espiritual.
Rodea
con un escudo a médicos, enfermeros/as, mucamas y todo personal afectado a
tareas especiales. Gracias Señor, te entregamos el control de nuestra vida,
sabiendo que harás lo mejor.
Necesitamos
sabiduría para conducirnos en paz y obediencia hacia las reglamentaciones
vigentes.
En
el Nombre de Jesús, te pedimos y agradecemos tu intervención divina. Amén, Amén
y Amén.
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