sábado, 25 de abril de 2020

MI PRIMERA CITA…


“No se dormirá el que te guarda, he aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a…………… (escribe allí tu nombre) (Salmo 121:3-4)

Muy temprano en la mañana,
cuando el sol aún no brilla,
cuando todo está en silencio,
cuando aún no ha llegado
el afán de cada día…
Es el tiempo del encuentro,
es la hora de la cita,
es el tiempo de la charla,
desayuno compartido…
Es nuestro tiempo, sin tiempo…
Es nuestra hora, sin prisa…
Son miradas en silencio,
lágrimas emocionadas,
palabras, y mil sonrisas…
Es la hora del encuentro,
mañanero, solitario,
sin ruidos y sin bullicio
del despertar cotidiano…
Todo oscuro… todo en calma,
taza humeante, pan tostado,
La Biblia destartalada
por tanto uso y ajada…
Papeles, anotaciones…
Ese es mi “aposento alto”,
un rincón de la cocina,
preparado, siempre listo
para el encuentro matutino,
que es por lejos y sin dudas...
¡¡¡el mejor tiempo del día!!!

¡Gracias Señor porque despierto y aún estoy contigo!…
¡Gracias Señor porque despierto y aún estás conmigo!…
















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