“Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate
para la piedad” (1 Timoteo 4:7)
Tuve una caída y a consecuencia de ello, estuve con la
mano izquierda vendada durante un tiempo hasta que cicatrizara la herida que
fue bastante profunda. Por ello necesité ejercicios de kinesiología para
recuperar la movilidad de mis dedos. Durante este proceso necesité disciplina y ejercicio.
Disciplina, o sea, apartar tiempo para poder realizar
los ejercicios en el consultorio y después en casa varias veces al día. De ese
modo fui recuperando la fuerza y la movilidad de mis dedos.
Llevemos esto a nivel espiritual… Pablo le da este
consejo a su hijo espiritual Timoteo, y se hace extensivo a nosotros, los
creyentes.
En esa época y también en la nuestra las fábulas y la
religiosidad eran/son la moneda corriente…
Entonces, este consejo está vigente… ejercitarse en la
piedad… ¿qué es la piedad? La piedad surge de un corazón lleno de amor al
Señor, que dará fruto manifestando el amor al prójimo, y esto se traducirá en
acciones compasivas y misericordiosas.
Es necesario trabajar en la piedad… sólo de esa manera
seremos fuertes y fornidos, y nuestros músculos espirituales serán
fortalecidos, sin que ninguna sombra de duda vengan a entorpecer nuestro
crecimiento.
No somos santificados, por nuestro propio esfuerzo,
sino al revés, nos santificamos, no para ser salvos (esa obra ya fue hecha por
Jesús en la cruz, una vez y para siempre), sino porque somos salvos. Jamás
debemos olvidar que es Dios quien da el crecimiento, que es por gracia y no por
obras (1 Corintios 3:6-7) Pero si hay afán, angustia, culpa, en tu corazón y estás
confiando en tus propias fuerzas y no en la obra de Dios en vos a través del
Espíritu Santo…
Cada día trae su propia lucha, su propios problemas,
su propio afán, y si no buscamos nuestra fuerza en un tiempo de “común-unión
con Dios”, la buscaremos en otro lado… en fábulas o cualquier otras filosofías
y doctrinas que no aprovechan…
¡Cuidado! Podemos estar haciendo cosas “espirituales”
aparentemente, pero por razones incorrectas… Debemos reflexionar y mirar hacia
las motivaciones que nos llevan a hacer lo que hacemos… “para qué”…
Tal vez oramos y estamos apartando un tiempo (disciplina)
para orar (ejercicio), pero lo hacemos para nuestro propio beneficio…
¿Será esto crecer en la piedad…? ¿Oramos para crecer
en la piedad, o para que el Señor funcione como el genio de la lámpara?… Se
levante de su trono y aprete el botón de la consola de comandos de Su todo-poder
para satisfacer nuestros deseos?
Entonces, nos convertimos en espíritu-culturistas,
pero no crecemos a nivel espiritual, es sólo superficial… estamos
ejercitándonos para nuestro propio beneficio…
Esto puede llevarnos a serias confusiones…
Oremos: por todas aquellas personas que creen que Dios está para cumplir sus
caprichos… y también por nosotros, cuando así nos comportamo
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