Las grandes extensiones de aguas y las profundidades están ligadas a la oscuridad, al temor, a la inseguridad...
Pero el Señor, en medio de las muchas aguas, a través de los siglos ha mostrado Su amor y fidelidad.
Dividió el Mar Rojo para que los israelitas pasaran en seco...
Moisés fue rescatado de las aguas...
Los discípulos estaban en el mar en una barca en el medio de la tormenta pero, se acercó Jesús y las aguas se aquietaron...
Dios es la respuesta, el único camino en medio de las muchas y amenazadoras aguas de la vida...
Todo caos y desorden termina, se ordena ante una palabra del Altísimo, Él tuvo, tiene y tendrá siempre la última palabra.
La presencia de Dios en una vida, da un nuevo sentido, un propósito... Lo que más intimida y paraliza, con un "toque" del Señor se puede revertir a nuestro favor...
Él es el agua viva, la fuente inagotable de vida... Una sola palabra de su boca, calma el caos, la mente y el corazón y trae bonanza, tiempo sereno y tranquilo aún en medio de las muchas aguas.
No es fácil sentirse en medio de las aguas, pero siempre hay esperanza... Jonás estuvo en ese lugar y dijo:"Cuando las aguas me envolvieron, el Señor, me rescató"
Aún cuando todo pareciera estar perdido, Dios puede hacer algo glorioso, no hay nada que Él no pueda revivir, rescatar, re significar, restaurar, recuperar...
Cuando a Él clamamos, nos abraza con Su amor y nos recuerda que está con nosotros. Él fue, es y será el Señor de la historia y promete estar con nosotros para siempre...
En el mundo dicen "el que espera, desespera" Pero en Dios no es así: el que espera, confía y renueva su esperanza, ora y confía en Quien nunca nos va a defraudar, tiene PAZ...
Oremos: `por los que se sienten inundados por las muchas aguas y no encuentran una salida...
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