El problema que trae esto es que podés llegar a cansarte tanto, a un nivel de agotamiento tal, que te sientas al límite de tus fuerzas…
Hasta quizás has pensado en rendirte, ya está… no puedo más… una voz susurra…
No es que estés deprimido/a, no es que te encuentres sin esperanzas, sino que sos un ser humano, tan simple y sencillo como eso…
Entonces, ahí, al límite, es que tenemos que reconocer nuestra debilidad y abrazarnos a la fortaleza de Dios…
Y el Señor, que nos conoce perfectamente, permitió que llegáramos hasta este límite, en donde nos sentimos como devorados por la ansiedad y por el temor…
Porque es una oportunidad preciosa para que busquemos las promesas de Dios para nuestra vida.
“... fortalézcanse con el gran poder del Señor” (Efesios 6:19)
El Señor dice que peleará por nosotros… sólo necesitamos estar quietos…
Esto significa un gran alivio, un enorme reposo para un corazón que se siente al límite de sus fuerzas, que “no tiene resto” como decía una amiga de mi hija.
Hay una razón, para seguir luchando aún sin fuerzas… reconocer nuestra debilidad y confiar en que podemos fortalecernos en Su Poder, en Sus fuerzas y seguir avanzando.
“No tendrás miedo. Manténganse firmes y fíjense en lo que el Señor va a hacer hoy para salvarlos, porque nunca más volverán a ver a los egipcios que hoy ven. Ustedes no se preocupen, que el Señor va a pelear por ustedes” (Éxodo 14:13-14)
Y esta promesa hecha al pueblo de Israel, está vigente hoy para Sus hijos, para quienes tienen la fe depositada en Jesús...
Las promesas de Dios para nuestra vida son verdaderas y duraderas… no expiran, ni vencen.
Él sigue luchando a nuestro lado, en nuestro lugar, porque nos ama tanto, que Su vida ofreció en nuestro lugar…
Y lo hace de formas que humanamente no podemos entender… nos cubre…nos protege… abre caminos donde no los hay… hace brotar agua en medio del desierto…Su gracia nos alcanza estemos donde estemos.
El Dios creador del Universo, de la tierra y su plenitud, del mundo y todos los que en él habitamos, está a nuestro favor, de nuestro lado… ¿a qué temer? ¿ante quién amedrentarse?…
Él lucha nuestras batallas… ¡¡¡Y nos da la VICTORIA!!!
Tal vez te estás sintiendo acorralado/a, en un callejón sin salida… pero no estás solo/a…
Nada ni nadie detiene al todopoderoso Rey de reyes y Señor de señores…
Esta semana que comienza, aferrémonos a Sus promesas y estaremos tranquilos…sabiendo en quién hemos depositado nuestra fe y nuestra confianza...
¡¡¡Bendecida y victoriosa semana!!!
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