jueves, 11 de julio de 2019

LIBERTAD


“Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:36)

Dios nos creó LIBRES, pero el hombre cayó en la esclavitud del pecado por soberbia, ansias de poder, rebelión…
Satanás “engañó” a los primeros hombres (Adán y Eva) y éstos perdieron esa libertad al desobedecer a Dios y convertirse en esclavos del pecado.
A partir de ese momento todo el género humano sufre las consecuencias de ese pecado que nos aleja de Dios.
¡Cuántos hechos deleznables son gestados en las mentes egoístas y los corazones esclavos del pecado!…
El dinero, el orgullo, la vanagloria, el sexo, el alcohol, la pornografía, las drogas (de todo tipo) gobiernan miles y miles de vidas.
Entonces… ¿no hay salida?
La única salida posible es Jesucristo. Él también estuvo expuesto a tentaciones (igual que nosotros) cuando estuvo en la tierra encarnado en un ser humano, igual que tú y que yo, pero resistió al enemigo.
¿Cómo pudo resistir? (Lucas 4:2-13)
1) Mediante la Palabra; 2) Sometiéndose a Dios.
Él fue el único hombre perfecto, nunca pecó, sino que por el contrario, dio libertad a todos los cautivos y llevó consigo en la cruz “cautiva la cautividad”. Él pagó con su vida el rescate, la redención por cada uno de nosotros. Saldó la deuda (la tuya y la mía) pagó el precio necesario para que fuéramos libres por su sangre derramada.
En la antigüedad cuando alguien pagaba el rescate por un esclavo, podía liberarlo. Esto mismo hizo Jesús por cada uno de nosotros ya que estábamos esclavos del pecado producto de la desobediencia de los primeros hombres.
¿Estás en esclavitud? ¡Corre a Cristo? Una vez que le abras tu corazón, pasas a ser un hijo de Dios y el diablo ya no tendrá más parte en ti.
¿Sabes cuál es el modo de resistir? ¡Escondida/o en los brazos del Salvador! ¡El enemigo huirá de ti!

Mi buen Jesús, hoy con humildad y sencillez me acerco a Ti para abrirte mi corazón para que vivas en él. Me arrepiento por los pecados cometidos hasta ahora y te acepto como mi Salvador. ¡Gracias te doy por rescatarme de la muerte espiritual y darme una nueva vida. Creo que eres el Hijo del Dios viviente, que derramaste tu sangre por mí para darme libertad, que resucitaste y estás a la derecha del Padre. Sé que vendrás a buscarme un día, para compartir el paraíso conmigo para siempre. Amén, Amén y Amén.


sábado, 18 de mayo de 2019


AMADA… QUERIDA HERMANA
“¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!” (Sal. 133:1)
                                                                                                          


COMPARTIMOS LA PANZA…
COMPARTIMOS LA INFANCIA…
CRECIMOS SABIENDO LA UNA,
LA PRESENCIA DE LA OTRA.
EL TIEMPO HA IDO PASANDO…
LUCHAS, PRUEBAS, RISAS, LLANTOS…
AMORES Y DESAMORES,
ENCUENTROS Y DESENGAÑOS…
PERO… EL FINAL DEL CAMINO,
NOS ENCUENTRA DE LA MANO…
ENTENDIENDO LOS SILENCIOS,
DISFRUTANDO LOS ESPACIOS…
RIENDO CON PICARDÍA,
POR EXPERIENCIAS VIVIDAS…
LLORANDO YA SIN REPAROS,
LAS PÉRDIDAS COMPARTIDAS…
SIEMPRE JUNTAS… NO REVUELTAS,
RESPETANDO DIFERENCIAS…
PORQUE EL AMOR QUE NOS UNE,
ES MÁS GRANDE QUE CUALQUIER
DIVERGENCIA DE OPINIONES...
POR ESO HOY COMO AYER…
JUNTAS, JUNTAS, CELEBRANDO
OTRO NUEVO CUMPLEAÑOS…
COMPAÑERAS Y FELICES…
AMADA… ¡QUERIDA HERMANA!

lunes, 22 de abril de 2019

Feliz...

"Tú diste alegría a mi corazón..." (Salmo 4:7)
Cumplo 65 y estoy feliz... Feliz por lo alcanzado... Me falta mucho por lograr en mi vida espiritual, pero no soy la misma y por la gracia de Dios y su misericordia, ya no volveré atrás.
No es que lo haya alcanzado (me apropio de las palabras de Pablo) pero prosigo hacia la meta, más liviana, sin el peso enorme del pasado, de las culpas, de los enojos, de la falta de perdón, de querer agradar a los demás, de ser "la perfecta" en los diferentes roles que asumo...
Fue muuuuuyyyy difícil aceptar mis fallas, mis yerros, mis limitaciones. Fue muy difícil (aún cuesta) aceptar mis cansancios, mis ganas de no estar con alguien, mis días nublados, mis días tristes.
Fue difícil aprender a amarme y a aceptar el amor y el perdón de Dios... Ese amor incondicional que me rodea... esos brazos que me acunan cuando me siento una niña y necesito Sus mimos.
Fue difícil acallar las voces de mi mente y expulsar aquellas que venían directas, como zaetas envenenadas, de parte del enemigo de mi alma.
Ahora... en mis 65 me paro y miro hacia atrás... levanto mi mano en señal de saludo y giro hacia adelante...
Hay un largo camino por recorrer... pero es luminoso, está allanado, el sendero es claro y sigo las huellas de quien ya transitó y las marcó para mí... mi amado Señor Jesús...

miércoles, 10 de abril de 2019

DISCUSIONES EN LA PAREJA




“El necio al punto da a conocer su ira; mas el que no hace caso de la injuria es prudente" (Pr 12:16)
Es normal tener conflictos, porque estos son parte de la vida. Varias son las cuestiones que desembocan en discusiones dentro de la pareja: los hijos, la economía, los celos, la falta de diálogo, las relaciones con la familia de origen de ambos, el tiempo dedicado a la familia y muchos más…
Hay quienes viven todo el tiempo enojados con su pareja. Enojarse no está mal, es una reacción natural ante una discrepancia o dificultad…
Lo que no debemos permitir, es que esta emoción nos controle. Necesitamos aprender a manejarla y a expresarla de manera correcta.
¡Cuidado! El enojo silencioso, no expresado, se suele transformar en “resentimiento” y puede derivar en enfermedades.
 El enojo desbordado, que se expresa en gritos y con amenazas, pretende controlar al otro.
A diario vemos hombres que menosprecian a sus mujeres, a través de frases   hirientes y mujeres que desvalorizan a sus parejas y lastiman su masculinidad.
Muchas personas por falta de dominio propio,
“estallan” y dan a conocer su ira. Pretenden  mostrarse como fuertes,  pero en realidad son personas débiles, porque pierden el control, no pueden ponerse límites a sí mismos. Ven al que opina diferente como una amenaza.
Otros, carecen de empatía, es decir, no pueden ponerse en el lugar del otro, están centrados en ellos y no les interesa escuchar las razones del otro.
Como vemos es variado el modo en el que se puede manejar una discusión. Discutir no es malo, todo lo contrario, lo que no conduce a ningún sitio es discutir con enojo.
Para que una discusión sea fructífera es necesario tener en cuenta algunos aspectos necesarios para lograr una buena comunicación y con ello una mejor relación.
1.- Aclarar las situaciones, sin dar las cosas por sentado, sin imaginar lo que el otro piensa. Escuchar con atención las respuestas. No afirmar como si la propia fuera una verdad absoluta, sin tener en cuenta el punto de vista del otro.
2.- Es fundamental tener en cuenta la importancia de valorarse a sí mismo, ya que, quien es consciente de su valor, no maltratará a nadie, ni permitirá que nadie lo/la maltrate.
3.- Crecer es avanzar, es ir un poco más allá y avanzar como persona y como
pareja.
4.- Cuidar el tono con el que se habla, buscar las mejores palabras para no herir y generar un buen clima. Discutir no es pelear, esto es muy importante que se tenga en claro.
5.- Tener en cuenta que solo nosotros somos los dueños de nuestras emociones y tenemos el control remoto de nuestra vida.
6.- Es importante invertir tiempo, ganas, pasión y novedades en la pareja.  Disfrutar de la persona con la que estamos compartiendo nuestra vida, caminando a la par.
7.- Recordar que todo ser humano es una creación divina valiosa, única e irrepetible y que el amor es un motor poderoso capaz de lograr una buena comunicación.

martes, 12 de marzo de 2019

¿Qué es ser una mujer fuerte?



"Jehová es mi fortaleza y mi cántico, y ha sido mi salvación..."    (Ex. 15:2)
Una mujer fuerte es aquella que reconoce su debilidad... que no intenta mostrar todo el tiempo que  no tiene necesidad de nada ni de nadie... No es aquella que esconde sus emociones, que tapa su llanto, que no reconoce sus enojos, sus temores, sus angustias...
No es aquella que intenta mandar el mensaje erróneo de que puede soportarlo todo, de que pase lo que pase superará todo...
Ser una mujer fuerte, no es estar construida de hierro, es tener un corazón sensible a la voz de Dios, de donde procede nuestra fortaleza...
El problema que se plantea cuando mandamos para afuera la "falsa imagen de mujer fuerte", es que los demás minimizan nuestras luchas, porque total... "seguro vamos a salir airosas"...
Cuando nos mostramos invulnerables y todopoderosas, los demás reciben el equivocado mensaje de que no necesitamos ser escuchadas, ni cuidadas, ni tenidas en cuenta...
Porque... nunca estamos cansadas, porque aunque estemos sufriendo o cayéndonos a pedazos, llenas de miedos y de ansiedad, nos mostraremos siempre de pie, prontas para correr si alguien nos necesita.
El costo de creernos "la super mujer" es demasiado caro, se paga con la salud física, mental, emocional y hasta espiritual.
Llega un día en que el cansancio, el peso de la ingratitud, el paso del tiempo, va haciendo mella y queramos o no... habrá que aprender a decir... no puedo, estoy cansada, me siento triste, necesito ayuda...
Entonces pueden comenzar los problemas porque... no están acostumbrados... Y ahí... la mujer super poderosa, termina convirtiéndose en una "vieja histérica" 
¿Qué pasó?... ¿se rompió en hechizo?... Por supuesto que no... simplemente hemos reconocido (sanamente) que somos personas normales, comunes, con sus debilidades y fortalezas.
Si no lo entendemos y aceptamos a tiempo, corremos el riesgo de tener conflictos, no sólo en la salud, sino también en las relaciones.
Dios renueva nuestras fuerzas cuando ya cansados, nuestros pies no pueden avanzar...De Él proviene nuestro aliento, cuando la vida oprime sin piedad...
Acerquémonos confiadamente... Él nos está esperando... En sus brazos podremos descansar...








martes, 5 de marzo de 2019

¿EL SILENCIO ES SALUD?


“Mientras callé envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día”
En demasiadas oportunidades nos cuesta expresar lo que sentimos o lo que deseamos. Tratamos de buscar las palabras más correctas y adecuadas pero… ni aún así, logramos abrir nuestra boca… Cuando no podemos decir aquello que nos está lastimando, que nos está molestando, nuestro cuerpo recibirá todas estas emociones negativas y terminará enfermándose, esto es inevitable.
¿Por qué? porque el cuerpo expresará lo que la boca calla… No es cierto que el silencio sea salud…
Los conflictos no expresados ante quien corresponde, se transforman en malestares que no hablarán… ¡gritarán! … Aparecerán síntomas, que de no ser atendidos, desembocarán en enfermedades: asma; várices; diabetes; osteoporosis; artritis; dolores permanentes de cabeza, etc.
Y no entendemos por qué nos está ocurriendo esto… El cuerpo se fue resintiendo por lo que hemos ido callando durante años: infidelidades, malos tratos, desprecio, falta de respeto, olvidos, ausencia de amor….
Sin embargo, cada vez que existe la oportunidad de decir lo que pensamos o sentimos, debemos hacerlo, de lo contrario estaremos entregando el poder.
Podremos entonces encontrar alivio a dolores físicos, psíquicos, emocionales y espirituales, cuando comencemos a ponerles palabras a tus sentimientos.
Por supuesto, pidamos a Dios sabiduría para encontrar el tiempo oportuno y las palabras correctas, pero NO HAGAMOS SILENCIO…
Erróneamente durante años, tal vez pensamos “mejor callo y así todo continua en paz”
Pero esto es sólo una fantasía… cuando se acumulan temores, enojos, amargura, nuestra boca se abrirá en el peor momento, de la peor forma, usando las palabras incorrectas y lo que tratamos de sostener durante años, se derribará como un castillo de naipes.
El tema no consiste en hacer silencio para mantener la paz, sino en hablar con sabiduría, esa palabra sabia y precisa que Dios pone en nuestros labios cuando se lo pedimos.
Entonces hablaremos no dubitativamente, sino con firmeza, diciendo sí o no, en el momento que corresponda, tratando de, con dichos suaves, atemperar el efecto de lo que tengamos que decir.
Siempre con el condimento de la gracia y el amor… y tal vez esa situación que tanto nos angustia, se resuelva con mayor facilidad de lo que alguna vez hemos imaginado…
¡No callemos!... ¡Pongamos en palabras nuestros pensamientos y emociones!

lunes, 25 de febrero de 2019

Anteojos para mi alma


“… teniendo ojos no veis…” (Marcos 8:18)
 A los 12 años visité por primera vez a un oftalmólogo quien me diagnosticó miopía en ambos ojos.

Lo que más me afectaba era que no podía distinguir a cierta distancia el rostro de las personas, ni lo que estaba escrito en el pizarrón, en la escuela.
Las cosas se me volvían cada vez más borrosas, y todo a mi alrededor parecía confuso.
 Bueno, para esto hay solución, dijo el profesional, te recetaré unos lentes de acuerdo a tu problema, para que los utilices permanentemente, y esto te ayudará a ver mejor.
Estaba, triste y preocupada por lo que me ocurría porque por coquetería no quería usar anteojos y menos en forma permanente.
Pasaron los años y ya con más edad y madurez decidí aceptar esta condición y volví al oftalmólogo.
Al ir a la óptica a buscar mis lentes nuevos, y al colocárselos miré sorprendida por la ventana de aquel consultorio.
¡Qué maravilla!, por fin podía ver que el follaje de los árboles está compuesto de hojitas y no de algo “compacto” como yo lo veía.
Podía ver todas las cosas como eran realmente,  distinguir el rostro de las personas, los bellos colores de las flores, leer a largas distancias, pero lo que más me satisfizo fue la sensación de seguridad que me produjo, ya que podía ver más claro mi horizonte, sin confusión como me ocurría antes.
Esto es en cuanto a nuestros ojos físicos, naturales, pero ¿qué ocurre cuando tenemos enfermos los ojos del alma, tal vez con el mismo diagnostico de  “miopía espiritual”
Esta enfermedad nos ciega, y no nos permite ver más allá de nuestros problemas y dificultades.
¿A quién recurrir entonces?
El mejor médico del alma es Dios, que con su amor y su paciencia, nos da la bendición de su espíritu y una nueva forma de ver las cosas.
Cuando veamos nuestro horizonte opaco por las desesperanzas ocurridas, cuando haya  personas que nos defrauden porque no pudimos ver las señales a tiempo y distinguir sus verdaderas intenciones.
Cuando pareciera que no vemos el peligro que hay a nuestro alrededor, cuando todo se torne confuso, y no podamos distinguir un futuro con claridad y nuevas fuerzas…
Cuando perdamos el rumbo de quién somos y cuánto valemos y por eso no podamos distinguir la luz que tenemos dentro, por lo irritados que están nuestros ojos de llorar y de sufrir por los fracasos…
¡¡¡ Entreguemos nuestra vida a Jesús!!! , el único médico que puede darle “lentes a tu alma”...




domingo, 20 de enero de 2019

ENSÉÑAME A AMAR

 

LE PIDO A MI DIOS
QUE ME ENSEÑE A AMAR.
LE PIDO A MI DIOS,
PODER PERDONAR.

QUIERO YO SENITR
AMOR, PERO BUENO,
ESE AMOR QUE  LLEGA
SÓLO DE SU MANO.

AMOR SIN CONTROLES
Y SIN CONDICIONES
AMOR SIN EXIGENCIAS
Y SIN POSESIONES.

AMOR CON ENTREGA.
ESE, ES AMOR BUENO.
AMOR SIN MEDIDA
Y SIN RETICENCIAS.
AMOR SIN MENTIRAS
Y SIN DEPENDENCIAS.

EL AFERRAMIENTO,
NO ES AMOR BUENO
TRAE DESENGAÑOS
Y DESASOSIEGOS.
TRAE MUCHA ANGUSTIA,
TRAE SUFRIMIENTO.

PREPÁRAME PADRE
PARA AMARTE SIEMPRE
BRINDÁNDOTE A TI
EL SITIO PRIMERO.

SÓLO ASÍ SERÁS
TÚ MI PRIORIDAD
SIN QUE NADIE OCUPE
JAMÁS TU LUGAR.